Los vendedores proliferan en el mercado
Pocas sorpresas han deparado a los bolsistas las sesiones inaugurales de la última semana del mes de septiembre. La conjunción de una bien nutrida oferta y una pertinaz abstención por parte de los compradores ha continuado manteniéndose, y al final ha dado los frutos que se podían esperar: las bajas afectaban a la práctica totalidad de los valores que se negociaban, y al cierre persistía la presencia 'mayoritaria de vendedores. Ni tan siquiera la subida de 25 centésimas que experimentó la cotización de Telefónica en Madrid sirvió para otra cosa que despertar la hilaridad de unos cuantos operadores. La realidad acabó imponiéndose el índice general, a pesar de esta aportación, retrocedía más de medio punto.El grupo eléctrico fue el más afectado por las corrientes vendedoras. Un buen puñado de estos valores volvían a perder el 50%, cotización a la que habían conseguido encaramarse la pasada semana con no poco esfuerzo. La oferta presionó de forma prácticamente indiscriminada a todos los integrantes del sector, y lo que es peor, para la reunión de hoy no se espera que vaya a remitir el volumen de la oferta ni que, por supuesto, aparezcan órdenes compradoras de alguna consideración. Eso seria poco menos que creer en milagros, y las advocaciones al santoral en un mercado financiero quedan un poco fuera de lugar.
La suerte y el estado de ánimo de los respectivos padrinos son las únicas razones a las que las eléctricas pueden fiar su futuro inmediato, que por lo demás se muestra bastante incierto.
En cuanto a los bancos, volvió a aumentar de forma sustancial el volumen de los títulos que tenían puestos a la venta. Sin que las cifras que alojaban los respectivos saldos vendedores puedan llegar a ser consideradas escandalosas, los siete grandes aceptaron -recortar sus precios en cuantías que oscilaban desde los dos puntos que dejaban Santander y Bilbao hasta los cuatro que perdía Banesto, que un día más asumía el liderazgo en razón al volumen que presentaban sus saldos vendedores: 158.895 acciones.
El resto de sus compañeros contaba con unos pocos miles de títulos como diferencias negativas, que evidentemente fueron la razón que aconsejó estos repliegues. Con todo, la conclusión más importante a la que han llegado algunos especialistas es que estas entidades están aparentemente dispuestas a aceptar como un mal menor sus suaves pero continuos goteos a la baja en el precio de las acciones, sin realizar grandes esfuerzos por impedirlo.
Por el momento, y en general, se han mostrado absolutamente incapaces de despertar el menor entusiasmo entre los inversores. Ni tan siquiera en las reacciones técnicas más burdamente forjadas han sido capaces de conseguir alguna mejora sustancial. La posibilidad de que un hipotético Gobierno socialista plantee una revisión de la política de dividendos de estas entidades, pesa como una losa en el ánimo de los más aguerridos del parqué.
Con todo, ayer también resultó importante el comportamiento de las letras de cambio. Se ofertaban más de mil millones de pesetas en estos efectos, la mayor parte de los cuales correspondían al mercado secundario, es decir, letras que ya habían sido puestas en circulación. Se negociaron 346 millones de pesetas y se alcanzaron unos descuentos de hasta el 13,625%, que ofrecen unos rendimientos en ascenso en relación a los precios de semanas atrás.
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