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Las elecciones en el Estado de Hesse, decisivas para el futuro político inmediato de la República Federal de Alemania

Cuatro millones de electores están convocados hoy a las urnas en el Estado alemán de Hesse, y su voto será decisivo para el desarrollo de los acontecimientos de la próxima semana en Bonn. Si los liberales (FDP) sufren una fuerte derrota, el presidente del partido, Hans Dietrich Genscher, podría quedar sin apoyo y se vendrían abajo los planes de derribar al canciller federal, Helmut Schmidt, el próximo viernes, con una moción de censura en el Parlamento federal (Bundestag).

En Bonn se habla de la elección regional más importante de la historia de la República Federal de Alemania. El semanario Der Spiegel ha retrasado un día su salida y, hecho insólito, aparecerá el martes, para incluir la información sobre la elección de Hesse y sus consecuencias para Bonn.De hecho, en Hesse se vota hoy para elegir los 110 diputados que formarán el Parlamento regional (Landtag) de Wiesbaden, pero la crisis de la coalición en Bonn ha convertido estas elecciones en una especie de referéndum sobre el cambio de pareja de los liberales (FDP) y la política de su presidente, Genscher.

La campaña electoral discurría plácida y parecía decidido que los democristianos (CDU) tenían asegurada la mayoría absoluta en Wiesbaden; los socialdemócratas (SPD) sufrirían una clamorosa derrota; los liberales (FDP) entrarían con cierta dificultad en el Landtag, y los verdes (ecologistas y radicales) se apuntarían una nueva victoria y estarían representados en un nuevo Parlamento regional.

Todos estos cálculos se vinieron abajo con la crisis de Bonn, que tiene unas repercusiones imprevisibles sobre el resultado de hoy en Hesse, que a su vez influirá decisivamente sobre la dramática semana en la que, de momento al menos, está prevista la presentación de una moción de censura contra Schmidt y la elección del democristiano Helmut Kohl como nuevo canciller federal.

La hipótesis del descalabro liberal

Un descalabro electoral de los liberales hoy en Hesse repercutiría inmediatamente sobre las negociaciones para una nueva mayoría en Bonn. Genscher aparecería como culpable y la izquierda del Partido Liberal (FDP), que el fin de semana exigió ya abiertamente su dimisión, saldría fortalecida y el presidente del FDP tendría dificultades para evitar la dimisión.Un desastre del FDP hoy metería el miedo en el cuerpo a los diputados liberales del Bundestag, que el próximo viernes deberán votar al democristiano Kohl como nuevo canciller. El secretario general del FDP, Gunter Verheugen, ha dicho ya que la presentación de la moción de censura todavía no está decidida y el grupo parlamentario deberá aprobarla el próximo martes.

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La otra consecuencia del posible descalabro liberal en Hesse sería que el socialcristiano bávaro, Franz Josef Strauss (CSU) dé marcha atrás en lo que aceptó a regañadientes y exija de nuevo la convocatoria de elecciones federales este mismo año.

Como una espada de Damocles se cierne sobre los futuros aliados -Kohl y Genscher- la sombra de Strauss. El grupo parlamentario de los socialcristianos bávaros (CSU) está convocado, cosa insólita, para el lunes en Munich. Sólo en dos ocasiones, en 1972 y 1976, se recuerda una convocatoria semejante en la capital bávara, con ocasión de dramáticos momentos de ruptura entre los socialcristianos bávaros de la CSU y sus hermanos democristianos de la CDU. Un sondeo de opinión ha dado como resultado que sólo un 44% de ciudadanos en la RFA cree que el próximo viernes Kohl llegue a canciller federal. Todo depende, en primer lugar, del resultado de las elecciones de hoy en Hesse.

Un feudo socialdemócrata

El Estado de Hesse estuvo gobernado, siempre por los socialdemócratas (SPD) desde el final de la guerra. Importantes escándalos de corrupción y disputas internas han, llevado a la socialdemocracia en Hesse a perder uno de sus feudos tradicionales. Los democristianos (CDU), dirigidos por Alfred Dregger, pasaron entre 1966 y 1974 de un 26% a un 47% de votos. En las últimas elecciones, en 1978, la CDU logró un 46%, pero no pudo formar Gobierno, porque socialdemócratas (SPD) y liberales (FDP) llegaron a un acuerdo para formar coalición de Gobierno en Wiesbaden.Esta coalición gobierna todavía en Hesse, pero el 17 de junio pasado los liberales se pronunciaron favor del cambio de coalición, u anticipo de lo que luego ocurrió e Bonn. Este cambio de pareja en Hesse fue un factor más que aceleró la crisis de Bonn y el fin de la coalición social-liberal (SPD-FDP) en la RFA.

La crisis en Bonn ha mejorado algo las posiciones socialdemócratas y de su candidato, el presidente de Gobierno Holger Boerner, que al final de la campaña ha podido aprovecharse de la popularidad del canciller Schmidt. El SPD ha lanzado estos días pasados el eslogan "Traición en Bonn. Ayuden a impedir la caída de Schmidt".

Estas repercusiones positivas para el SPD son sólo "una ligera mejoría dentro de la gravedad", porque los cálculos más optimistas predicen para los socialdemócratas una caída desde el 44,3% que sacaron hace cuatro años, hasta un porcentaje alrededor del 35%, que difícilmente bastará para impedir la mayoría absoluta democristiana.

En el mitin final de la campaña electoral socialdemócrata, el viernes por la tarde en Francfort, la plana mayor del SPD, con el presi dente Willy Brandt y el canciller Schmidt a la cabeza, daba la sensación de ser un equipo gastado que cumplía un penoso deber ante los 10.000 asistentes a un espectáculo ritual.

Al final del mitin, un grupo de punks gritó contra la construcción de la tercera pista del aeropuerto de Francfort. Los temas ecológicos y la crisis económica dominaron la campaña electoral de Hesse, hasta que la crisis de la coalición en Bonn dio a las elecciones una repercusión federal que ha dejado en segundo plano los problemas del Estado.

Esta dimensión federal de las elecciones de Hesse tendrá una repercusión negativa sobre los votos de los verdes.

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