El PCE, preocupado por la posible incidencia de los prosoviéticos en las elecciones

El Partido Comunista de España, de Santiago Carrillo, trata de evitar el surgimiento de una nueva fuerza comunista, de carácter prosoviético, y la posibilidad futura de una escisión semejante a la que divide a los comunistas griegos del interior (eurocomunistas) y del exterior (fieles a Moscú). El grupo Por la Recuperación y Unificación Comunista (PRUC) parece ser el que más preocupaciones causa en la sede del PCE.Este último partido alega, y así lo ha comunicado a la Junta Electoral Central, que el PRUC no constituye, en realidad, un partido, por cuanto no ha celebrado siquiera su congreso constituyente y no figura inscrito en el correspondiente registro del Ministerio del Interior. Teniendo en cuenta estos datos, no se descarta la posibilidad de que las listas que el PRUC presenta en treinta provincias sean declaradas no válidas.

Al margen de esta comunicación a la JEC, los hombres de Carrillo impugnaron las listas que utilicen el símbolo de la hoz y el martillo como distintivo, alegando que está registrado por el PCE. Entre los posibles afectados por la impugnación figuran, además de las listas del PRUC (en el caso de que sean aceptadas por la Junta Electoral), las candidaturas conjuntas del Movimiento Comunista y la Liga Comunista Revolucionaria -que ayer lanzaron una dura condena contra el intento del PCE de "monopolizar un símbolo obrero"-, el PCOE de Líster, el PC marxista-leninista y Unidad Comunista, fundamentalmente. La Junta Electoral Central ha convocado hoy a algunas de estas formaciones para que demuestren que sus símbolos son diferentes al registrado por el PCE.

La mano de Moscú

Sin embargo, todo indica que son las candidaturas de los partidos prosoviéticos, que parecen haber llegado a un acuerdo para una actuación común, lo que más preocupa a Carrillo, que ve cómo, por un lado, constituyen una amenaza futura para la unidad de los comunistas en España -el ejemplo griego está muy presente en la sede del PCE- y, por otro, pueden arrancar algunos miles de votos, muy necesarios a la vista de

las predicciones de los sondeos electorales. Todo ello, sin contar con que la campaña de estos partidos disidentes se centrará exclusivamente en el ataque a los carrillistas, más que en tratar de lograr votos para ellos mismos.

De acuerdo con todos los indicios, Moscú estaría especialmente interesado en el apoyo de grupos como el de García Salve, el Movmiento de Recuperación del PCE -movimiento de los doscientos-, encabezado por el dirigente de Comisiones Obreras Fidel Alonso -quien no concurre a las elecciones-, la Unión del Pueblo Canario, de Fernando Sagaseta, o el Partido de los Comunistas de Cataluña, escindido del Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) y presidido por Pere Ardiaca. Según dirigentes del partido de Carrillo, el Kremlin, a la vista de los recientes fracasos para que los llamados prosoviéticos se hiciesen con el control del PCE, tratarían ahora de fomentar una nueva formación que siga más de cerca las orientaciones provenientes del PCUS