El programa definitivo de la visita de Juan Pablo II a España, sin cambios importantes

El papa Juan Pablo II llegará a España el domingo 31 de octubre, a las cinco de la tarde, y regresará a Roma el martes día 9 de noviembre, a las 19.15 horas, según notificaron ayer oficialmente el presidente y el secretario general de la Conferencia Episcopal Española. En esos nueve días, el Papa recorrerá quince diócesis españolas, pronunciará unos treinta discursos, se verá con los estamentos más importantes de la Iglesia católica y, según las estimaciones de los organizadores, será saludado por unos dieciocho millones de españoles.

En el curso de la conferencia de Prensa que tuvo lugar ayer en la nueva Casa de la Iglesia, los obispos Gabino Díaz Merchán, Fernando Sebastián, José Manuel Estepa y el gerente de la Conferencia Episcopal, Bernardo Herráez, dieron cuenta pormenorizada del programa definitivo -aunque el recuerdo de las muchas zozobras vividas les hacía ser cautos- de lo que será la estancia del Papa en España. Las escasas novedades introducidas obedecen a la naturaleza del calendario litúrgico de esas fechas: el día 2, conmemoración de los difuntos, visitará un cementerio madrileño, la Almudena seguramente. El día 4, san Carlos Borromeo, es el santo del Papa, aunque no habrá ningún acto especial. Una novedad notable respecto a anteriores viajes es la ausencia en la comitiva del discutido Paul Marcinkus, organizador de veintidós viajes papales.José María Estepa explicaba esta ausencia por el hecho de que, desde febrero de 1981, los contactos españoles con el Vaticano para la preparación del viaje papal discurrieron por la Secretaría de Estado, de la que es sustituto el prelado español Eduardo Martínez Somalo, quien ha llevado personalmente los preparativos de este viaje del Papa. Este prelado, número tres en la jerarquía vaticana, suena insistentemente en los últimos tiempos como firme candidato a la sucesión del cardenal Tarancón en la archidiócesis de Madrid.

El penúltimo número del semanario americano Time escribe, sin embargo, que Paul Marcinkus, presuntamente implicado en el asunto Calvi, "podría ser arrestado si pone un pie fuera del Vaticano".

Los prelados españoles han vuelto a insistir en el carácter estrictamente pastoral del viaje papal, con lo que los encuentros con el Jefe de Estado, Gobierno, líderes políticos, autoridades municipales y militares y cuerpo diplomático quedan reducidos a los mínimos protocolarios.

A la pregunta de si sería el delegado del Gobierno o el presidente de las respectivas comunidades autónomas quien dé la bienvenida al Papa cuando éste llegue a aquellas regiones, respondieron que "la bienvenida se la dará el obispo, y el Papa saludará a cuantas autoridades tengan a bien recibirle".

Se mantiene el motivo teresiano de la visita del Papa a España, con lo que éste clausurará el cuarto centenario de la muerte de santa Teresa, aunque sea con quince días de retraso.

A lo largo de su maratoniano recorrido, Juan Pablo II se reunirá, en Avila, con las monjas de clausura; en Salamanca, con los teólogos; en el cementerio de la Almudena orará por los fieles difuntos; en la nunciatura de Madrid, con los medios de comunicación, con representantes de otras confesiones cristianas; en un estadio, seguramente el Bernabéu, con los jóvenes; en Javier, con los misioneros; en Zaragoza, con una representación de enfermos; en Valencia, con los sacerdotes, y en Santiago de Compostela, con los hombres de la mar. En esta ciudad tendrá lugar un encuentro con las conferencias episcopales europeas, invitadas por la Iglesia española.

Todavía tendrá tiempo para dirigir mensajes a los emigrantes, a los educadores cristianos, al mundo obrero y empresarial.

El Estado español velará por la seguridad del Papa durante su viaje. Diez guardaespaldas le seguirán por todas partes, más otros dos que vienen con él. El deseo expreso de los obispos españoles es que todo el montaje de seguridad sea lo más discreto posible y no entorpezca más de lo necesario la proximidad del Papa al pueblo. La Iglesia corre con los gastos relativos a los actos religiosos.

300 millones, presupuesto de la Iglesia para el viaje

A las insistentes preguntas de los corresponsales extranjeros sobre los gastos presupuestados por la Iglesia, Bernardo Herráez terminó avanzando la cifra de trescientos millones de pesetas, aunque precisó que "los gastos reales serán inferiores". Para cubrir el presupuesto se ha organizado una colecta en las 65 diócesis españolas.

Lo que sobre se le ofrecerá al Papa como donativo para obras asistenciales. El mismo gerente de la Conferencia Episcopal dirige una oficina donde deben registrarse cuantas empresas deseen producir objetos con el motivo de la visita de Juan Pablo II.

Tres criterios presiden la concesión de la oportuna licencia: no se autorizan monopolios, se exige un precio oficial controlado para evitar especulaciones y que el objeto solicitado guarde el congruente decoro.