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El hombre de 60 años herido en una manifestación pro amnistía, en la UVI

Ramón Príor Castellano, de sesenta años de edad, que resultó herido durante los violentos enfrentamientos que tuvieron lugar el domingo en San Sebastián entre manifestantes y polícías, continuaba ayer tarde en la unidad de cuidados intensivos de la Cruz Roja. El herido sufre una fuerte contusión craneal, y su estado ha sido calificado de pronóstico reservado. Otra de las personas ingresadas en la Cruz Roja de San Sebastián con heridas de consideración, José Luis Heras Camicero, de 33 años, fue dado ayer de, alta. El número de contusionados, entre los que se encuentran un suboficial y cinco números de la Policía Nacional, es prácticamente imposible de determinar, pero al menos una veintena de personas fueron atendidas en distintos centros hospitalarios la tarde del domingo.Los enfrentamientos se imciaron sobre las 13.45 horas del domingo, después de que la Policía Nacional disolviera en el Bulevar donostiarra una manifestación pro amnistía compuesta por unas 2.000 personas. Los manifestantes, atendiendo el llamamiento de Herri Batasuna, se habían congregado, minutos antes de la trece horas, en la plaza de la Consti.tución, en el corazón de la parte vieja de San Sebastián. La concentración coincidió con el acto de la entrega de la bandera a la tripulación ganadora en las regatas de La Concha.

Con gritos de gora ETA militarra, amnistía, presoak kalera y policía, asesina la multitud abandonó la plaza de la Constitución, pasadas las 13.30 horas, en dirección al Bulevar, donde fue interceptada por la Policía Nacional, que cargó sobre los manifestantes, después de advertirles el carácter ilegal de la convocatoria y conminarles a disolverse. Los enfrentamientos alcanzaron un tono de extremada dureza y se prolongaron por espacio de dos horas.

La policía recurrió a los medios antidisturbios para dispersar a los grupos que la hostigaban con piedras e incluso con rodamientos de acero, al tiempo que vitoreaban a ETA militar. Varios policías nacionales, contagiados, al parecer, de la crispación del momento, arremetieron golpeando reiteradamente a todo tipo de personas que encontraban a su paso, sin tener en cuenta la edad o el grado de participación en los incidentes. Algunos fotógrafos de Prensa fueron amenazados verbal y físicamente por ejerzer su profesión, y un colaborador gráfico de una publícación que se edita en el País Vasco vio como su máquina era destrozada de un porrazo.

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