Era necesario aclarar las coordenadas en que se movía el Opus Dei, según Cirarda
"No es cierto, como se ha afirmado, que el episcopado español se haya opuesto a la solución que el Opus Dei necesitaba para encontrar su puesto dentro de las instituciones eclesiales. Mucho menos verdad es que los obispos españoles han combatido contra la iniciativa de Juan Pablo II de erigir la institución creada por monseñor Escrivá de Balaguer en prelatura personal", declaró ayer a Diario de Navarra el arzobispo de Pamplona, José María Cirarda."El episcopado español", dijo Cirarda, "después de afirmar explícitamente que era necesario aclarar las confusas coordenadas canónicas y existenciales en que se movía el Opus Dei desde hace unas décadas, expresó a su santidad las observaciones que consideró oportunas, a fin de que su erección en una prelatura personal no se prestara a nuevos equívocos, impidiendo la debida comunión eclesial de sus miembros y de su apostolado dentro de las iglesias locales".
Monseñor Cirarda señala que Juan Pablo II ha cumplido lo dispuesto en la EccIesiae Sanctae, que establece que este tipo de prelaturas se erigirán sólo después de haber escuchado el parecer de las conferencias episcopales del territorio en que van a actuar. "Muchos obispos expusimos al Papa lo que pensábamos de su iniciativa y la Conferencia Episcopal española manifestó, también colegiadamente, su parecer sobre la cuestión".
Para Cirarda, el Opus Dei (que quizás sea en su diócesis donde dispone proporcionalmente de un número mayor de miembros sacerdotes y seglares, en el mundo entero) venía existiendo dentro de la Iglesia en una situación extraña.
"El Opus Dei", concluye monseñor Cirarda, "al quedar constituido como prelatura personal, no cambia en nada la relación de sus miembros o de la obra misma con respecto a los obispos de las distintas diócesis. Por lo que se refiere a su actuación apostólica dentro de una diócesis, el Opus Dei tendrá que pedir en adelante permiso para intróducirse, si antes no lo estaba, o para abrir una nueva casa o una nueva capilla".
Finalmente, Cirarda desmintió que la decisión de Juan Pablo II tenga que ver en alguna manera con problemas socio-políticos o con las dificultades que la economía del Vaticano, al parecer, sufre en los últimos tiempos.
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