Brabender, el 'abuelo' del Mundial-82, se retira
Wayne Brabender Cole, capitán de la selección española, se retira. Es el abuelo del campeonato del mundo de Cali. El próximo 16 de octubre cumplirá 37 años desde que nació en Montevideo (Minnesota, Estados Unidos). Brabender llegó a España hace 15 años, que son los que lleva jugando en su club, el Real Madrid. Desde hace 13 pertenece a la elección.
"Lo tenía pensado antes de venir a este mundial y llegué a un acuerdo con los dirigentes, pero no quise decir nada porque podría influir en mi rendimiento y sobre todo en la moral del equipo. No quiero que se tome esto como un abandono del equipo español, al que me siento muy unido, sino como una decisión que considero oportuna, pues creo que es el momento justo. En mi club, con el que he renovado por un año, espero seguir más temporadas. Creo que me queda fuerza para seguir jugando en el Madrid".A Wayne Brabender lo descubrió hace casi ya 16 años Pedro Ferrándiz, en Norteamérica. Nada más llegar casi nadie creyó en él, pero pronto triunfó hasta el punto de que a los ocho meses de llegar a España consiguió la nacionalización española. Hombre que se caracteriza por su espíritu de sacrificio, quiso aprender español. Se casó, con una escayola que le cubría toda la pierna, con Maite, su profesora, el 29 de junio de 1969 en Tafalla (Navarra), lugar de nacimiento de la mujer. Tiene dos hijos, David y Paloma. El tesón del alero de la selección le llevó a que muy pocas horas después de contraer matrimonio, saliera en coche con dirección a Madrid, porque al día siguiente tenía que empezar la recuperación de una gravísima lesión -rotura de los ligamentos cruzados- que había sufrido en Mataró.
No quiere de ninguna manera abandonar el baloncesto: "seguiré jugando algún año más. Yo quería renovar por el Madrid por dos años, pero al final solo lo hice por uno, con opción a renovar otro, por seguir las normas que tiene el club. El día que deje de jugar, quiero estar dentro de alguna faceta que tenga que ver con el baloncesto. Ahora no hago otra cosa porque pienso que para rendir a tope hace falta plena dedicación. A las ocho y media de la mañana desayuno con la familia y después a lo largo de la mañana hago preparación física. Después de comer echo un poco de siesta y me preparo para ir al entrenamiento. Apenas salgo, vuelvo a casa directamente para estar con los míos. Tengo una vida muy aburrida pero a mí es así como me gusta vivir".
Como Emiliano
Brabender sigue en cierto modo los pasos de otros jugadores madridistas que abandonaron la selección antes que el club y además lo anunciaron también fuera de España. Como Emiliano, en 1971, con motivo del campeonato de Europa que se celebró en aquella ciudad. Brabender lo ha hecho en Cali a muchos kilómetros de España.
Respecto al mundial que termina el sábado "ojalá consigamos la medalla. Ya la hemos disputado dos veces y siempre hemos quedado cuartos. Va a ser muy difícil, porque para subir al podio tienes que desbancar a Yugoslavia. Pero tenemos posibilidades. Cuando un equipo lleva tantos años como la selección estando entre los primeros no se le debe pedir más. Creo además que el ambiente que reina en el equipo es inmejorable. En muchos años lo hemos conseguido entre todos, incluidos los que van dejando el equipo porque han sembrado esa cordialidad. Y este compañerismo que reina entre nosotros es una gran ventaja sobre los demás".
El capitán de la selección española es humilde. No se considera triunfador, "aunque admito que siempre he hecho todo lo posible para ganar y, me he sacrificado porque me ha gustado hacerlo. Sin embargo, no me importa no lucir. Tengo el concepto de que para que yo triunfe es imprescindible que el equipo lo haga y todos mis esfuerzos van dirigidos a ganar". Sobre qué consejo daría a los que empiezan y quieran triunfar como él, Brabender señaló que primero preguntaría al joven si está dispuesto a admitir el consejo. "Si es así, l6recomendaría paciencia y que se preocupase mucho él mismo de buscar su estilo de juego, según sus características. A mí el consejo que me dieron cuando estaba en la Universidad es que aprendiese a levantarme de las muchas bofetadas que me iban a dar y que me resignase a recibirlas porque siempre se aprende de ellas".
No quiere en modo alguno pronunciarse políticamente y a la pregunta de si se: vivía mejor con Franco o ahora, contesta que "no me quejé entonces, ni me quejo ahora. Sí fui a votar, pero prefiero no manifestar mis preferencias políticas. Apenas tengo aficiones no relacionadas con el baloncesto, porque, por ejemplo, para mí la preparación física que hago por la mañana me encanta y lo paso muy bien". A Brabender lo único que le interesa fuera del baloncesto es su mujer, Maite, y dar una gran formación a sus hijos.
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