Buen año para el turismo en Galicia

Con los ojos puestos ya en la próxima visita del Papa y con la desilusión del Mundial de fútbol, quienes en Galicia viven del turismo reconocen de una u otra forma, aunque con matizaciones, que el año está siendo bueno. La celebración jubilar jacobea contribuye a ello y marca también las características de buena parte de los visitantes que suponen un gran aumento del turismo interior y una reducción de los gastos por persona.

Fue necesario esperar hasta el mes de agosto para que los comerciantes del sector empezasen a reconocer que el año turístico, aunque no tanto como se esperaba, es bueno. Y es que, con un número de visitantes extranjeros que no parece haberse incrementado demasiado respecto a los últimos años, el mes de agosto supone la llegada de aquellos que eligen su mes de vacaciones y que por término medio pueden permitirse, por su situación económica, mayores gastos.

Según fuentes del sector de hostelería, el grado de ocupación en los establecimientos de la franja occidental de Galicia en el eje La Coruña-Santiago-Vigo alcanza el 95 % en los meses de julio y agosto, en tanto que para Orense y Lugo habría que hablar de un 80% aproximadamente.

Al menos este año, quizá por las especiales características que le confiere el ser Año Santo y porque, además, la crisis económica aprieta, no se hace todavía bueno el deseo de los responsables del turismo gallego que desean conseguir un llamado "turismo de calidad".

Los campings son este año quienes están recibiendo un mayor incremento de clientes, y hay que tener en cuenta además el gran número de acampadas libres a lo largo de toda la costa. Entre los primeros, el de Santiago, especialmente representativo en esta ocasión, incrementó el número de sus plazas de 240 a casi 400 e incluso abrió sus puertas antes de lo habitual para acoger a los participantes en la supuesta fiebre del Mundial.