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Un final con poco combustible

Concluyó la última sesión de esta semana bursátil, como era de esperar, dejando ver que lo que al principio parecía ser fácil vuelo quedó en corto despegue porque el combustible era poco. Los inversores a corto fueron los que decidieron día a día el carácter de las sesiones y la del viernes no podía ser otra cosa distinta de lo que fue. El deseo de realizar beneficios puso las cosas en su sitio sin que a nadie le tomara por sorpresa.Aun así, hay que decir que la Bolsa mostró una resistencia de cierta consideración basada sobre todo en los sectores eléctrico y de inversión. Los valores eléctricos aguantaron bien, excepto Cantábrico, que repitió el salto de la sesión anterior, pero esta vez hacia abajo, y la mayoría repitieron cambio o lograron algún pequeño beneficio. El grupo de inversión era el único que, al final de la sesión, publicaba dinero sin operaciones para algunos de sus valores, aunque también hay que decir que unos cuantos de los que publicaron papel pertenecían a este grupo.

El sector bancario fue ayer zarandeado y algunos de los grandes tuvieron que aguantar recortes de hasta seis enteros en su cotización, como fue el caso del Popular y el Santander. Las oscilaciones de los cambios de estos dos bancos durante la semana pasada han sido grandes y, si bien esto no extraña demasiado en el Popular, sí que extraña en el Santander, que tiene acostumbradas a sus accionistas a movimientos bastante más suaves. El resto del grupo de los grandes bancos presentaba saldos vendedores, le, que no impidió a uno de ellos, el Bilbao, subir un par de puntos su cotización.

Los valores que se vieron más afectados en la sesión de ayer fueron los llamados chicharrillos, que nuevamente fueron los más fáciles de pescar en las revueltas aguas que han sido estas dos últimas sesiones.

El calor también fue protagonista destacado de estas sesiones y se hizo notar, sobre todo, vaciando un poco más cada día el patio de operaciones. El negocio era en general escaso, con la mayor parte de la contratación dirigida hacia los bancos y, por tanto, también el interés de los existentes que parecían ser bastante más justos a las once de la mañana, momento en el que se presentan al público los datos y cotizaciones de este grupo.

Hasta qué punto han sido los valores bancarios los que han hecho que la Bolsa se moviera esta semana, se puede ver comparando el movimiento del índice de este sector con el del índice general, que durante toda la semana ha sido como una sombra chinesca de aquél, reflejando fielmente las figuras y caprichos que a los siete grandes se les antojaba en cada momento.

El grupo de los monopolios, o lo que es lo mismo, Telefónica, no fue menos y se adaptó perfectamente al ritmo que le marcaron, aunque es preciso decir que poco antes del final dio un traspiés y se quedó fuera de escena, donde aún permanecía ayer.

En resumen, no se puede decir que las espadas queden en alto porque parece no haber tales espadas, pero tampoco se puede decir que la Bolsa vaya a tener en la próxima semana una tendencia definida. La ausencia de posiciones concretas y de dinero lo hace muy difícil. Sí que se puede decir que los que posean el don de la oportunidad y la rapidez de reflejos necesaria aún están a tiempo de hacer su pequeño agosto. Las sesiones que ayer terminaron así lo han demostrado.

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