Evitar la discordia

Un diario puede dar opinión para agitar las aguas en favor de un partido o grupo, puede inhíbirse para mantener la más escrupulosa neutralidad o puede expresar su parecer en un esfuerzo por favorecer, por encima de los intereses de partido o grupo, lo que entiende que es el interés general o bien común, interpretando por tal el de laconvivencia y la concordia. A lo tercero es a lo que aspiramos con este comentario.El tema de fondo es el modelo de Estado, cuestión que es posible que comparta, con la de modelo de sociedad, la atención de los electores al acercarse la convocatoria a las urnas. ( ... )

El término nación se ha empleado, se emplea y se empleará en distintos sentidos, y no hay por qué armar guerra ninguna por ello, ni obligar a nadie a reducirse a un único sentido.

En el mundo internacional, por suerte o por desgracia, nación equivale prácticamente a Estado, y la ONU, Naciones. Unidas, significa en realidad Estados Unidos. Y, en cambio; los Estados Unidos, y no sólo los de América, componen a menudo una sola nación.

Incluso en España, el proyecto de Constitución federal de 1873 decía que componían la nación esm pañola los estados de Andalucía Alta, Andalucía Baja y un etcétera en que estaba Cataluña y estaban las regiones Vascongadas. Y diez años después, en un proyecto de Constitución para el estado catalán, el Congreso federalista hablaba de un estado catalán soberano y autónomo sin otras limitaciones que las derivadas del pacto federal que le une a las demás regiones españolas. Región, nación, estado son términos sobre los que es claro que no se debe armar ninguna guerra, ni siquiera verbal.

Y de ahí la importancia de la Constitución. A la hora de la política seria, todo el mundo se remite a ella. ( ... )

En realidad, el problema político no consiste tanto en la afirmación de que Cataluña es una nación como en el de si España es o no una nación. Los que entienden que España es una nación de naciones no verán mayor dificultad. -como no la vieron los que aprobaron la Constitución que luego refrendó el país- en llamar a esas naciones que la componen nacionalidades. El problema lo tienen, expreso o no, los que sólo ven en España un Estado, compuesto de cuatro o cinco -según se ha dicho alguna vez, sin precisar- naciones.

La función de la Constitución, carta magna que rige nuestra convivencia, como la de otros pueblos del mundo, está precisamente en ofrecer un marco para ella y una regla para el entendimiento. Es la gran referencia política y debe respetarse. No tendría sentido, de lo contrario, ningún recurso -ahí están los ya admitidos a trámite- ante el Tribunal Constitucional. (...)

5 de agosto