Cuatro vecinos mueren sucesivamente al intentar rescatarse unos a otros de un pozo negro
Sólo la precaución de atarse de José Couce, en medio del nerviosismo de la tragedia, evitó que aumentase la cifra de cuatro personas que en aquel momento yacían sin vida en la fosa séptica de un chalé de la localidad de Bemantes, en el municipio coruñés de Betanzos. Los hechos ocurrieron a partir de las 16.30 horas del lunes en poco más de un cuarto de hora, a partir del momento en el que el jardinero Daniel Rodríguez Fernández, de 65 años, casado, destapó el pozo negro y cayó desvanecido en su interior a consecuencia de las emananciones tóxicas. Otras tres personas que intentaron socorrerle sucesivamente perecieron al intentarlo.
Daniel Rodríguez había sido en cargado por el propietario del chalé de dejar al descubierto la tapa del pozo, que por la tarde sería vaciado por un equipo técnico. Pero el jardinero, que acudió al lugar acompañado del yerno del propietario, Iván Eloy López, destapó la fosa y cayó fulminado en su interior, al parecer, cuando con una linterna trataba de examinarlo. Ivan Eloy, de 34 años, casado y con tres hijos de corta edad, pereció también en el interior de la fosa cuando, ayudado de una escalera, procuró socorrer a su vecino, desoyendo a los familiares presentes en la casa.Los nervios y quizá la infravaloración o desconocimiento de las consecuencias mortales de exhalar los gases desprendidos por los residuos existentes en el pozo hicieron que dos nuevas personas, llegadas desde un bar próximo, se aventurasen sin precauciones al rescate, pereciendo en el intento.
Fueron José Vázquez García, uno de los dueños del bar, soltero, de veintisiete años, y el albañil de 36 años Gerardo Silvar Amado, casado y con dos hijas, de once y trece años.
José Couce, que había llegado con ellos, bajó, atado a una cuerda que sujetaban dos vecinos recién incorporados, quienes le izaron cuando creyeron que se mareaba y en realidad, según su versión, quería subir a la superficie porque había conseguido asir a una de las víctimas. El tirón demasiado fuerte provocó que no pudiese sujetarla.
El médico, Juan Jesús Pazo Pampín, que llegó a tiempo de reconocer a José Couce al salir a la superficie, se opuso a nuevos intentos suicidas de rescatar a las víctimas, convencido de que nada se podía hacer ya por ellas, y llamó a los submarinistas de la Guardia Civil.
Estos, con la colaboración de bomberos, de la Cruz Roja y numerosos vecinos, procedieron al rescate de los cadáveres del interior de la fosa donde habían caído, que tiene una profundidad de mas de tres metros.
El sepelio de las víctimas tuvo lugar en la tarde de ayer, en medio de grandes muestras de dolor, en que participaron todos los habitantes de la pequeña parroquia de Bemantes.
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