Derechos socialistas
La agonía de UCD recuerda cada día más la del general Franco. Dentro y alrededor del cadáver sostenido, expectante, por medio de mil tubos umbilicales, pululan los mismos seres, u otros de muy similar condición.Paco Ordóñez se salió a tiempo hacia la izquierda tras un nuevo intento reformista, como ya había roto con el franquismo antes de los fusilamientos con que se despidió el caudillo.
Suárez -Penélope que un día alentó (sacó de su aliento) nuestro homérico Rey- vuelve, como buen pragmático, a entretejer su ideal, aunque ya esté claro que el centro-populismo es un concepto cuya sutileza incomoda a la derecha celtibérica. Para ello, y dicho sea sin ánimo peyorativo, pues ya es sabido que lo provisional, chapucero y chabolista es la esencia eterna del País, usa de nuevo escombros y materiales de derribo.
Calvo Sotelo andará repitiendo lo del "qué duro es morir", y Villaverde debe estar atónito al verse reencarnado en Lavilla, sumido también en el frenético empeño en mantener vivo al muerto.
Por la derecha huyen los de siempre, los que no necesitan de franquismos, porque pueden inventarse un Franco cada vez que les haga falta.
Dentro se quedan todavía los que viven de migajas más o menos corrompidas, aprovechando los últimos minutos / meses. Luego se esconderán en las covachuelas millonarias, y se juntarán y revolve-
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rán allí con los que ya llabitan tales pingües escondrijos.
Y la izquierda, otra vez silenciosa y muerta de miedo. Y el pueblo, otra vez escuchando al equipo médico habitual contando lo de las melenas sanguinolentas, y sin el recurso de marcharse cuando les sube la náusea.
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