Indecisión y predominio de las pequeñas perdidas
La indecisión y el tanteo entre los inversores institucionales han sido las características que definieron el comportamiento de las bolsas españolas en las primeras reuniones de la semana, donde terminaron por dominar las bajas como consecuencia directa de la mayor decisión que en definitiva mostraron los vendedores.Las bajas, cortas pero extendidas, afectaron principalmente al sector eléctrico, quizá a causa de la posibilidad de que los precios del dinero interbancario experimenten una nueva subida en los últimos días del presente mes. En cualquier caso, el fenómeno que acusaron de forma prioritaria estos valores fue el incesante goteo vendedor que, representado por partidas de escasa cuantía de títulos, pero en apreciable número, concurría a los respectivos corros.. Como los posibles inversores en ningún momento estuvieron dispuestos a actuar con contundencia para frenar las pérdidas iniciales, las pequeñas pérdidas terminaron por afectar a la mayor parte de los valores que se contrataban.
Los cierres presentaron unas características muy similares. El dinero, si es que lo había, w se decidía a actuar, y mientras aumentaban las pequeñas partidas puestas a la venta, que al final no consiguieron encontrar contrapartidas compradoras.
Pero quien definió con mayor firmeza los titubeos del mercado fue el grupo bancario. Aquí, los saldos vendedores volvieron a dominar, en contraposición con el ambiente de supuesta bonanza compradora que se respiraba en las reuniones de cierre de la pasada semana. La diferencia entre las ventas y las compras en favor de las primeras no fue excesivamente abultada -unos 100.000 títulos en el mercado madrileño- y además estaba repartida de forma muy desigual. Casi la mitad de ellos correspondía a Banesto, pero algunas entidades, como era el caso del Popular, aceptaron recortar los precios de sus acciones.
Por su parte, los dos bancos vascos, Bilbao y Vizcaya, mejoraron sus cambios en Madrid ante la sorpresa casi general, ya que las opiniones de los principales especialistas, que reflejaban su propia actuación sobre el terreno, apuntaban bien claramente la necesidad de extremar las precauciones ante la posibilidad de que se reinicie el proceso negativo de los mercados de valores.
La incógnita que en general parecen estar barajando los especialistas es si las elecciones generales se celebrarán el próximo otoño o si, por el contrario, se conseguirá agotar la legislatura y llegar hasta el mes de abril del próximo año.
En el primer caso, la bolsa debe experimentar, según estos análisis, una caída casi en picado, que se prolongará hasta el mes de septiembre. Si, por el contrario, se consiguiese llegar hasta la próxima primavera con las actuales Cámaras, el mes de agosto puede resultar relativamente tranquilo, e incluso la acción de grupos concretos aportar alguna mejora al mercado.
No obstante, las dos opciones contemplan como muy posible la baja de los mercados de valores ante la proximidad de comicios electorales, y ello está dando lugar a que sólo se cursen órdenes compradoras de menudeo y a muy corto plazo. Nadie quiere quedarse enganchado con partidas importantes cuando los mercados de acciones reemprendan lo que para casi todos los expertos se constituye en prácticamente una seguridad: la galopada a la baja.
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