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Pérez-Llorca trata de conocer en Bruselas el alcance del 'inventario' sobre el ingreso de España en la CEE

Soledad Gallego-Díaz

El ministro español de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca, se entrevistó ayer en Bruselas con el presidente de la Comisión Europea, Gaston Thorn; con el vicepresidente encargado de preparar la adhesión de España al Mercado Común, Lorenzo Natali, y con el presidente de turno del Consejo de Ministros de la CEE, el danés Kjeld Olessen, a fin de obtener conocer el estado en que se encuentra el inventario que los jefes de Estado y de Gobierno de los diez han pedido a la Comisión y sobre su alcance en el proceso negociador de España.

Aunque las negociaciones se mantienen formalmente -hoy se celebra una a nivel de embajadores y el próximo mes de octubre se celebrará una sesión ministerial-, el efecto concreto de este estudio de los problemas que plantea en la CEE la integración de España no podrá ser valorado hasta el próximo mes de octubre, cuando la Comisión lo remita al Consejo de Ministros. Hasta ese momento, el Gobierno español no piensa cambiar su actual estrategia ni introducir "reajustes tácticos", según afirmó Pérez-Llorca.En cualquier caso, el ministro reconoció que hasta dicho mes sólo se procederá a revisar los capítulos que ya están sobre la mesa y que caso de introducirse alguno nuevo no será el de la agricultura, que continúa bloqueado desde el inicio de las negociaciones, hace más de cuatro años.

Pérez-Llorca señaló que el Gobierno español considera innecesario el estudio que va a realizar la Comisión y negó que hubiera hecho entrega a Thorn o a Natali de un documento elaborado por el Ministerio de Hacienda sobre el auténtico coste de la adhesión de España. Añadió que dicho coste era, sin duda, menos elevado de lo que se había publicado en Europa.

El ministro de Asuntos Exteriores afirmó que una Europa de "dos velocidades", como algunos han insinuado, no sería ninguna solución para la adhesión de España, y resaltó que nadie le había planteado esa posibilidad en el seno de la CEE, donde la idea no suscita la unanimidad.

En relación con su viaje a París, afirmó que no se había suspendido porque nunca llegó a establecerse una fecha fija, y añadió que tiene previsto entrevistarse con su colega galo en los primeros días de septiembre. "Los contactos con Francia no son ninguna novedad; lo único nuevo de la propuesta del presidente Mitterrand es, tal vez, celebrarlos con una periodicidad determinada", explicó. Pérez-Llorca estimó que había sido "útil" acudir primero a la capital belga.

En definitiva, el ministro español regresa a Madrid con las explicaciones de la Comisión Europea -que no son muchas- y con el espíritu de la paciencia acrecentado. La impresión en medios comunitarios es que la negociación para la adhesión de España no experimentará ningún cambio importante este año y que sólo a partir de la próxima primavera será imposible intuir cuál puede ser el camino de la integración.

Posibilidades estratégicas

Mientras tanto, el Gobierno español estudiará diversas posibilidades estratégicas, entre las que no figura en absoluto la renegociación del acuerdo preferencial de 1970, que, según Pérez-Llorca, "es un tema que no se debe tocar". El acuerdo de 1970, añadió, no corre peligro porque somos un país candidato. Al parecer, los diez, que pretendieron en su día modificarlo, se han calmado algo.

Al margen de las negociaciones para la adhesión -y fuera del marco de las entrevistas mantenidas por el ministro español-, las relaciones entre España y la CEE experimentarán a lo largo del año nuevas sacudidas, debido, fundamentalmente, a los intentos de los diez de reducir las exportaciones españolas de acero, la renegociación del acuerdo de pesca y los gravámenes que pesan sobre nuestras exportaciones de agrios.

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