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El PRI venció en todos los distritos electorales mexicanos menos uno

, Sólo uno de los trescientos distritos electorales de México le negó la victoria al PRI en los comicios del 4 de julio, según los resultados finales dados a conocer, once días después, por la comisión federal electoral. Con el 70% de los votos, el partido gubernamental instala en la Presidencia por seis años a su candidato Miguel de la Madrid, monopoliza el Senado y obtiene 299 de los 300 escaños de la Cámara, que se eligen por sistema mayoritario.La oposición consigue ese único triunfo parcial y se reparte proporcionalmente los cien diputados reservados a las minorías. Le queda, eso sí, el derecho al pataleo y la denuncia sistemática, a menudo sin pruebas, de las anomalías habidas durante la votación y el recuento. El ministro de Gobernación, Enrique Olivares, admitió que las irregularidades obligarán a revisar el sistema electoral. El altísimo número de votos anulados (más de un millón) ya es motivo de sospecha.

El derechista Partido de Acción Nacional (PAN), que se ha consolidado como la segunda fuerza del país con el 17% de los sufragios, ha hecho saber, por medio de su secretario general, que allí "donde hubo un mínimo de vigilancia que impidiera el fraude, el PAN logró triunfar por poco margen sobre el PRI".

Las denuncias más frecuentes hacen referencia a la imposibilidad material que han tenido los representantes de la oposición para asistir en muchos casos al escrutinio electoral. En cuatro distritos se han presentado reclamaciones formales para que incluso se anule la votación. En cualquier caso, el triunfo del PRI parece ya inamovible.

Aun dentro de unos porcentajes muy modestos, la oposición ha superado los resultados de las últimas tres décadas. Hay que remontarse hasta 1952 para encontrar una elección presidencial con un 25% de votos para los candidatos disidentes.

Las huestes del PRI esperaban, por otra parte, que Miguel de la Madrid se acercase a los veinte millones de votos, y han debido conformarse con menos de diecisiete, pocos más que los de su predecesor, José López Portillo.

También la participación, que inicialmente se cifró en un 77% del censo, se ha reducido al 71%, aunque esto ya supone un cambio histórico en México, donde la mitad del electorado había desertado de las urnas ante el absoluto monopolio electoral del PRI.

Como tercer partido se coloca el PSUM (comunista), con un porcentaje del 4% y sin llegar al millón de votos, que era su meta mínima. La oposición marxista entra ahora de nuevo en un difícil proceso de reunificación, necesario para tener una mínima voz en la Cámara, pero difícil de lograr por el extremado personalismo de sus líderes, que ya han hecho fracasar otros intentos.

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