El Vaticano abre sus finanzas a la investigacion externa
La noticia de que el Papa ha encargado a tres sabios de las finanzas internacionales una investigación en toda regla sobre las delicadas, complejas y cacareadas relaciones entre el Banco Ambrosiano y el Instituto de Obras de Religión (IOR) -es decir, el Banco Vaticano-, cuyo presidente es el arzobispo norteamericano Paul Marcinkus, ha sido calificada de clamorosa por toda la Prensa del país.En los comentarios aparecen claras algunas cosas fundamentales. En primer lugar, que, por fin, el Vaticano ha salido oficialmente de su largo silencio después de las presiones que había recibido de todo el mundo para que aclarara su situación. Que el asunto debe ser muy gordo si el Papa ha tomado la decisión, a través de su secretario de Estado, cardenal Agostino Cassaroli, de abrir la primera investigación sobre problemas de finanzas vaticanas, poniendo los documentos más secretos en manos de expertos seglares y externos a la Santa Sede. Y, por último, que la decisión de Juan Pablo II equivale a una investigación sobre el comportamiento de monseñor Marcinkus en materia financiera.
Significativo el título de Il Manifesto, que escribe: "El Vaticano pone a Marcinkus bajo tutela". Casi todos los diarios titulan la noticia presentándola como una investigación de la Santa Sede sobre Marcinkus. ¿Para salvarlo o para deshacerse de él?, comentan los más sarcásticos. Pero, en general, todos han aplaudido la decisión.
De las noticias que EL PAIS ha podido recoger en el Vaticano en estos días, en ambientes cercanos al papa Wojtyla, tres han sido las cosas que han empujado a Juan Pablo II a abrir una investigación pública. La primera, y más grave, que, según algunos, le ha hecho temblar, ha sido la sospecha, alimentada por las mismas actas del Parlamento italiano, de que el banco del Papa haya podido estar envuelto-sabiéndolo o sin saberlo- en un tráfico de armas de Calvi con Latinoamérica, concretamente en el envío de misiles Exocet a Argentina, que después fueron usados en la guerra de las Malvinas. Estas armas, al parecer, se obtuvieron gracias a financiaciones del Banco Andino, controlado por Calvi. Y, como es lógico, sólo la posibilidad de que el Banco Vaticano, a través de las operaciones desaprensivas de monseñor Marcinkus, haya podido estar complicado en el tráfico de armas, crea gravísimos problemas al Papa en su sincero apostolado de paz universal.
Apoyo a Solidaridad
La segunda cosa que ha preocupado al Papa ha sido la noticia de que, a través de las operaciones, a veces ilícitas, del Banco Ambrosiano y del IOR, haya podido llegar dinero a Solidaridad, en Polonia. Aún en el mejor de los casos, y aceptando todas las excusantes de la buena fe de Marcinkus, es lógico que al papa Wojtyla no le pueda gustar el que haya podido llegar dinero a Polonia "por canales no limpios".Y, por últirno, la decisión del Banco Central de Italia, que envió a un comisario al Vaticano para pedir explicaciones, según decisión del ministro del Tesoro, el democristiano Nino Andreatta. Precisamente, ayer, el semanal L?Espresso daba, de nuevo, toda la cu bierta al caso. Una foto a toda página de monseñor Marcinkus, con el título: "El super Calvi que está en el Vaticano". Y revela par te de las conversaciones del comisario Antonino Occhiuto, ex director general del Banco de Italia, con los dos dirigentes del IOR, Luigi Mennini (que ya había estado en la cárcel por el asunto Dinsona) y Pellegrino de Strobel. Son los dos delegados seglares de monseñor Marcinkus, que no asistió a la reunión.
Según las revelaciones de L?Espresso, Occhiuto presentó una carta, de 27 de agosto de 1981, dirigida al IOR, en la cual aparece una larga lista de sociedades y participaciones financieras, de las que el Banco Vaticano se asume la paternidad. Y el IOR toma acto en la misma carta que entre el Banco Ambrosiano y el Banco Andino existe una deuda de 1.200 millones de dólares. Ahora que el Ambrosiano ha quebrado y Calvi ha desaparecido, ¿quién pagará esa deuda? Pero ante esta carta, los dirigentes del IOR sacan otra carta. Casualmente tiene la misma fecha. Es de Calvi, y en ella se afirma que exime al Vaticano de toda la responsabilidad,, a que dichas sociedades pertenecen al Banco Ambrosiano. Y era precisamente esta carta la que daba tanta seguridad a monseñor Marcinkus, por lo menos desde el punto de vista jurídico, aunque un poco menos desde el punto de vista moral, como escribió el director de Repubblica, Eugenio Scalfari.
Pero en este punto el encuentro entre el comisario del Banco de Italia y de los dirigentes vaticanos nace un elemento nuevo y clamoroso. Antonino Occhiuto saca de su carpeta otra carta. También ésta tiene la misma fecha del 27 de agosto de 11981. Es una carta del IOR, con la cual se nombra a Calvi oficialmente procurador en el extranjero del banco del Papa. "Es un nombramiento", comenta L?Espresso, "que da a Calvi un poder financiero sin confines y que confirma, mejor que ninguna otra cosa, los lazos estrechos que existían ya en materia bancaria entre monseñor Marcinkus y el banquero hallado muerto bajo un puente de Londres".
Por otra parte, los comisarios del Banco de Italia que administran temporalmente el Banco Ambrosiano han confirmado oficialmente que monseñor Marcinkus era miembro del consejo de administración del Overseas Bank de Nassau, donde el avión papal, en su primer viaje al extranjero, a México, hizo una escala técnica por decisión de monseñor Marcinkus. Hoy, Juan Pablo II habrá pensado ciertamente que quizá aquella parada tenía fines que no eran del todo pastorales.
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