El debate sobre los poderes presidenciales enrarece el ambiente político en Portugal
El Parlamento portugués discute apasionadamente los futuros poderes constitucionales del presidente de la República, y surgen de nuevo, desde la derecha y la izquierda, acusaciones de golpe de Estado y de conspiración antidemocrática.Para los comunistas, que libran una batalla encarnizada ante el Pleno del Parlamento para retrasar la votación de las disposiciones que extinguen el Consejo de la Revolución y reducen drásticamente los poderes presidenciales, la tesis no es nueva: la gubernamentalización de las fuerzas armadas y la reducción del presidente Ramalho Eanes a un papel poco más que honorífico son el trampolín de la derecha para un golpe constitucional antidemocrático y antipopular.
Y para oponerse a la conspiración, el Partido Comunista moviliza, una vez más, su poderosa base sindical. A los diputados de Alianza Democrática y del Partido Socialista la manifestación convocada por la CGT el 15 de julio, delante del palacio de San Bento, recuerda el sitio al cual los sindicatos e izquierdistas de la construcción sometieron, en el verano de 1975, a la Asamblea Constituyente, exigiendo su disolución.
Para el Partido Popular Monárquico, tercer miembro de la coalíción gubernamental, no se trata de una coincidencia: los comunistas preparan de nuevo un golpe de Estado, y su primer objetivo es obtener del jefe del Estado la disolución del Parlamento antes de la conclusión de la revisión constitucional.
Los socialistas no parecen dispuestos a dejarse intimidar y mantienen su firme propósito de concluir la revisión constitucional lo más rápidamente posible, según el acuerdo negociado con Alianza Democrática.
Sin embargo, no pueden ignorar el malestar creado en el seno de su electorado por el carácter puramente verbal de su oposición a Alianza Democrática y al Gobierno.
Dimisión inmediata
Mario Soares sigue exigiendo, en cada discurso público, la dimisión inmediata del Gobierno de Francisco Pinto Balsernáo y la disolución del Parlamento una vez concluida la nueva Constitución, pero esta crítica es diariamente anulada por el creciente entendimiento parlamentario entre los socialistas y la mayoría.Francisco Salgado Zenha y la mayoría del Grupo Parlamentario Socialista, con su decisión de respetar la disciplina de voto impuesta por la dirección del Partido Socialista, aunque públicamente en desacuerdo con la estrategia adoptada, han reforzado su posición moral dentro del partido, y parece cada vez más díficil que Mario Soares pueda aplicarles sanciones disciplinarias.
Alto costo político
En cambio, la dirección del partido puede pagar caro, en términos electorales, sus opciones constitucionales. Un sondeo realizado hace dos semanas, y cuyos resultados acaban de ser publicados por el semanario Expresso, revela que el Partido Socialista registra una nueva quiebra del 3% de su electorado potencial.Alianza Democrática perdería también alrededor del 3% y, con un 43% de los votos, podría perder la mayoría absoluta. Una vez más, los comunistas son los más estables.
Para el Expresso, sin embargo, las conclusiones más importantes son otras. La primera es que el 53% de los interrogados afirma que votaría a favor de un partido presidido por el general Antonio Ramalho Eanes (según un sondeo organizado por la misma empresa, que en marzo daba el 27% de apoyo al presidente).
La segunda conclusión es que, en caso de ruptura de la coalición de Alianza Democrática, los resultados alcanzados por los tres partidos juntos serían inferiores a los votos recogidos por listas unitarías y que los democristianos obtendrían mejores resultados que los socialdemócratas.
Los anteriores sondeos realizados por la empresa Norma Gallup en Portugal se han revelado bastante veraces, pero no puede evitarse relacionar la publicación de esta consulta con la reunión del Consejo Nacional del PSD, que Se celebra el próximo sábado, y en el, cual Pinto Baisemâo deberá enfrentarse a una nueva ola de contestación interna.
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