Arreció la tempestad vendedora
Los mercados de valores nacionales continuaron sometidos a los duros embates de la tempestad vendedora durante la pasada semana, y los crujidos de las cuadernas de la nave bursátil, representadas por los valores bancarios, se debieron oir bastante lejos. Los asistentes habituales a las sesiones contemplaban el espectáculo del altivo bergantín bolsista, convertido en un frágil esquife, debatiéndose entre las olas de una tempestad, previamente anunciada, y en parte provocada por su propia tripulación, con una mezcla de perplejidad e ironía. Mientras, en sus comentarios ponían en tela de juicio la salud mental de quienes, teniendo elementos de juicio mas que suficientes como para preveer lo que se avecinaba, no sólo no hicieron nada por evitarlo, sino que continuaron empeñados en desarrollar sus planes, concebidos al amparo de una coyuntura completamente distinta.Las acusadas bajas con que el mercado bursátil ha acogido los primeros días de este tórrido verano no presentan aspecto de haber llegado a su fin. Es cierto que el pasado viernes el brioso torrente vendedor cedió un tanto en sus ímpetus, pero según casi todos los especialistas las razones de la retirada de ordenes de venta tenía muy poco que ver con una posible inversión en la tendencia negativa. Según estos testimonios la menor presión del papel sobre los valores punteros, especialmente los bancarios, tenía mucho que ver con un intento de cerrar el desastroso ciclo semanal ofreciendo una imagen algo menos trágica. Además en las reuniones previas a los fines de semana siempre acostumbra a producirse un repliegue de órdenes como movimiento táctico de los especialistas, para intentar ser sorprendidos por un cambio de tendencia en los primeros compases de la tanda siguiente.
Por si estas consideraciones no tuviesen suficiente peso se dió la circunstancia de que los valores eléctricos, que habían conseguido recuperar posiciones en las reuniones del jueves, volvieron a dar síntomas de debilidad, y a más de uno de estos valores les salvó la campana, y nunca mejor dicho.
Para los próximos días por tanto no se espera ningún tipo de modificación sustancial en el siniestro panorama bursátil. Al parecer los inversores ya han aceptado que el 250% es la cota entorno a la que se han de mover los precios de los valores bancarios los próximos meses, con lo que algunos de estos valores aún tienen un cierto margen de caída. En cuanto a las eléctricas es difícil que sean capaces de protagonizar movimientos alcistas de cierta consideración, mientras la rigidez de los mercados monetarios continúe permitiendo unos elevados tipos de interés. En todo este proceso está habiendo un gran triunfador que es el mercadillo de letras de cambio, donde se observa un incremento en el número y volúmen de las operaciones, a la par que se elevan los tipos de descuento practicados.
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