España no alcanzará su objetivo de entrar en la CEE en 1984
España no podrá alcanzar su objetivo de integrarse en la Comunidad Económica Europea (CEE) en la fecha prevista del 1 de enero de 1984, según admitió ayer el secretario de Estado para las Relaciones con las Comunidades Europeas, Raimundo Bassols, quien responsabilizó implícitamente al Gobierno del presidente socialista francés, François Mitterrand, de la nueva pausa impuesta por el Consejo Europeo (máximo organismo comunitario) a las negociaciones con España."Nos consta que hubo cuatro países, por lo menos, que mostraron reservas y plantearon sus dudas sobre la propuesta francesa de evaluar de nuevo el coste de la ampliación de la Comunidad", manifestó Bassols, en la primera reacción española a la decisión del pasado martes de la CEE de reexaminar los efectos de la integración de España y, Portugal.
En espera de que sea el Gobierno, en su próximo Consejo de Ministros, quien haga pública su posición ante la nueva situación, Bassols recomendó que la reacción española no sea altisonante y, en este sentido, señaló que una enventual retirada de las negociaciones, o incluso de la candidatura, perjudicará aún más los intereses españoles.
"Hay que tener en cuenta que nuestras actuales relaciones económicas con la CEE se gobiernan por un acuerdo, el de 1970, que nos es muy cómodo", manifestó Bassols, mostrando una resignación hasta ahora inaudita en el siempre optimista negociador español. Añadió que el retraso confirma las dificultades internas que atraviesa la CEE.
El secretario de Estado indicó que la ausencia de una reacción oficial española responde a la falta de "todos los datos", y anticipó que, para obtenerlos, una delegación española viajará próximamente a Bruselas con la misión de entrevistarse con Gaston Thom, presidente de la Comisión Europea y encargado del informe evaluatorio de la ampliación.
El secretario de Estado reconoció que la decisión adoptada por el Consejo Europeo a instancias de Francia la esperaba el Gobierno español desde hace semanas y que fue anticipada por el propio Mitterrand en su reciente viaje a España. Bassols sugirió que la diplomacia española poco pudo hacer para evitarla -"nos entregaban los documentos media hora antes de sentarnos a la mesa de las negociaciones"-, y calificó la decisión del Consejo Europeo de "chocante y preocupante".
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