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Todavía existe el riesgo de una nueva crisis energética, según la AlE

La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima que la importancia del petróleo dentro del aprovisionamiento energético occidental caerá del 48% en 1980 al 38% en 1990, pero todavía existe el riesgo de que se produzca una nueva crisis petrolera a finales de la década.

En su informe anual, publicado ayer en París, la AIE señala que los veintiún países miembros de la organización han realizado esfuerzos apreciables para reducir la dependencia del petróleo pero añade que la batalla "todavía no está ganada". En este sentido, la agencia dice que a finales de la década es previsible que se produzca una nueva crisis de precios y suministros en el mundo del petróleo muy similar a las que tuvieron lugar en 1973-1974 y 1978-1979.El consumo de petróleo en los países occidentales, sin embargo, se reducirá un 2,4% de ahora a 1990 (unos 44 millones de toneladas), ya que pasará de 1.670 millones de toneladas en 1980 a 1.620 millones en 1990. Esta reducción hará que el incremento de la demanda energética se cubra con otras fuentes, tales como el carbón, nuclear, gas y otras varias.

Sobre la creciente importancia de estas nuevas fuentes, la AIE estima que la participación del carbón en la estructura energética occidental experimentará un aumento en la década del 42%; el nuclear, el 32%; el gas, el 13%, y otras fuentes, el 13%.

En cuanto al incremento de la actividad económica, la AIE estima que ésta se cubrirá con un aumento medio de la demanda energética del 2%, porcentaje bastante optimista a juzgar por el mínimo incremento (el 0,8%) que se ha registrado entre la primera crisis energética (1973) y el final de la década de los setenta.

Aumento del consumo

Para el petróleo, la Agencia Internacional de la Energía dice que aunque su importancia relativa continuará disminuyendo, su consumo aumentará en términos absolutos.Así, los veintiún países que forman la organización (todos los occidentales menos Francia) importarán 21,9 millones de barriles diarios de crudo en 1985 frente a los 18,6 millones en 1981.

Curiosamente, esta cantidad será inferior todavía a la cifra de importaciones de 1979, que ascendieron a 24,6 millones.

El informe de la Agencia Internacional de la Energía resalta un punto significativo en cuanto a las perspectivas de consumo respecto al gas natural. En este sentido, el documento señala que Europa mantendrá inalterable el porcentaje de gas natural dentro de su consumo energético, lo que hace pensar que los esfuerzos para asegurarse el suministro de esta fuente con hidrocarburos procedentes de la Unión Soviética tienden sólo a sustituir aprovisionamientos en la mayoría de los países.

El gas natural experimentó un fuerte incremento en cuanto a consumos desde 1973 a 1980 en la mayoría de los países miembros de la agencia, pero, a juicio de la ]misma, "no es previsible que este incremento siga manteniéndose" debido, fundamentalmente, a la equiparación de los precios del gas a los del crudo.

La fuerte disminución de la importancia del petróleo en la estructura energética de los países de la AIE se debe, según el informe, a los ahorros emprendidos en este campo y a las sustituciones de consumos.

La Agencia Internacional de la Energía resalta en este capítulo los esfuerzos realizados por Estados Unidos, país considerado un auténtico derrochador de energía hasta la primera crisis energética.

El informe de la Agencia Inter nacional de la Energía se ha publicado unos días antes de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se reúna en Viena para incrementar el techo de producción impuesto a sus miembros y que era de 17,5 millones de barriles.

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