La documentación en España
Es precaria y ancestral la situación de la documentación en España. No existe como enseñanza oficial en ninguna escuela o facultad, siendo algo tan necesario para cualquier país mínimamente desarrollado. Las cifras con otros países, aun algunos africanos, son comparativamente escandalosas en cuanto al número de bibliotecas, bibliotecarios y documentalistas, profesión absolutamente ignorada en este país.Para colmo de males, la confusión adquiere cotas insospechadas, si pensamos que acaban de ser convocadas unas oposiciones de "Archiveros, bibliotecarios y arqueólogos" para la Biblioteca Nacional; como si una misma persona fuera capaz de confeccionar un Tesauro, realizar unas búsquedas mediante terminal, o confeccionar una microficha, y a la vez discernir entre una moneda de la época romana y otra visigótica. Este sistema es regresivo y absurdo, sobre todo si pensamos que son dos materias independientes y bien diferenciadas, que no tienen nada que ver la una con la otra, y que cada vez se tiende más a la especialización.
En cuanto a la documentación propiamente dicha, somos un país dependiente del extranjero en un 90%, y los centros de documentación que existen en España, en general, funcionan mal y se coordinan peor. Se quejan, casi todos, de que no exista un centro mínimamente competente, ya que la Biblioteca Nacional tarda más en mandar al usuario la información solicitada que la British Library, por ejemplo.
Si, por otra parte, en los programas de formación del profesorado de EGB y bachillerato pasa completamente inadvertida esta materia, y la palabra biblioteca brilla por su ausencia, y si pensamos que el número de bibliotecas y encargados de las mismas va disminuyendo con el tiempo y los nuevos políticos, en España no tendremos otro remedio que reconocer que no es que nos hayamos estancado, sino que vamos para atrás como el cangrejo. / Periodista.
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