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Discrepancia militar

(...) Por mucho que algunos se empeñen en decir lo contrario, este país ha cambiado mucho en los últimos años. Lo prueba, por ejemplo, el hecho de que trasciendan a la opinión pública las disensiones entre miembros del Consejo Supremo de Justicia Militar. Disensiones llevadas hasta el enfrentamiento más allá de la dialéctica. En otros tiempos, cosas semejantes podían ocurrir, pero su eco quedaba reservado a los protagonistas y la férrea censura se encargaba de que la discusión pública se ciñera a las simpatías futbolísticas o a la crítica municipal.Aunque sea a regañadientes en algunos casos, con rabia contenida en otros, o con manifiesto rechazo en los menos, la clase militar está dando un ejemplo de disciplina que pudiera servir de ejemplo a bastantes estamentos de la sociedad civil, más propensos a la complacencia, la justificación o la complicidad sobre sus propias debilidades.

Que los veteranos vencedores en una guerra civil juzguen a quienes fueron compañeros de batalla, celebren el proceso a la luz pública, condenen con la puerta abierta al recurso ante la jurisdicción civil y muestren que también en una estructura jerárquica por antonomasia cabe el contraste de pareceres, constituye un hecho insólito.

En otras palabras, se revela que los militares no son autómatas impecables, sino personas inteligentes y oplinantes. Condiciones que entrañan la discrepancia como derecho del ser humano. Esto, tan obvio, hasta hace poco se podía pensar, pero su expresión estaba tajantemente prohibida. El contraste se ilumina si se consideran los movimientos de autoprotección que tantos colectivos ejecutan cuando cualquiera de sus miembros es objeto de procesamiento. No es difícil señalar casos de profesionales muy o nada eminentes que, culpables de negligencia, transgresores de la ley, causantes de daño o beneficiarios de la corrupción, se arropan en el privilegio coiporativo para salir bien librados.

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Naturalmente, quien utiliza las armas para amenazar la convivencia merece castigo ejemplar, pero no mayor que quienes, a base de influencias, rompen la solidaridad y sirven a muy particulares intereses. (...) , 21 de junio

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