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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'Melorock'

Elvis Presley intervino, entre 1956 -año de Love Me Tender, su película más popular- y 1970, en unas veinte películas, todas de encargo y pensadas a su medida, pero si ha de pasar a la historia o a la leyenda, seguro que no será a causa de ellas. Entre las más interesantes se encuentra King Creole. Sin ser una buena película, hay en ella algunos ingredientes que la hacen un poco más atractiva que casi todas las restantes.Estos ingredientes son, a grandes rasgos, dos: la presencia del director Michael Curtiz, un director muy irregular que tiene una compleja filmografía en la que a una obra excelente sigue otra mediocre, y la extraña mescolanza que este hace de melodrama suburbano y filme musical, que resulta un poco insólita y hace de esta película un caso algo raro en la mediocre filmografía de Elvis Presley.

King Creole se emite hoy a las 11

00 por la primera cadena.

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Buen 'western'

El buen pulso de Curtiz está presente en King Creole, sobre todo en un aspecto: la sólida composición de los tipos y su seco tratamiento en clave de buenos y malos. El mundo de los pandilleros de un suburbio de una ciudad sureña en los Estados Unidos, el tedio y la violencia que les rodea, le sirve a Curtiz para un ejercicio notable de cine de calle, que no era precisamente su especialidad, ya que, como casi todos los hombres de su generación, fue un cineasta de estudio y de paredes adentro. King Creole está rodada casi toda en estudio, pero Curtiz aicanza, como en Casablanca, un buen clima de exteriores sombríos, un tanto irreal y siempre rodado con vigor. Es lo mejor del filme.

Otro curioso aspecto de King Creole -que fue rodada en 1957- es la relación entre melo y rock. Curtiz interpreta el violento estilo de las canciones de Presley como forma de expulsión de energía sentimental, es decir como factor de crispación o de relajamiento melodramáticos. En esto se antecede a musicales serios posteriores, del,tipo de West Side Story.

No obstante, Curtiz se mantiene en los cánones del realismo y no da juego a la canción en la acción, sino que la inserta en el interior de algunas secuencias o como secuencia en sí misma.

Sin embargo, tal vez por la fuerza del símbolo que era Presley, su aspecto de insubordinado con brillantina que, cuando toma una guitarra, se convierte en una especie de desmelenado irónico, torpón y un punto de obsceno, Curtiz logró emplearlo con sagacidad, eludiendo sus malas condiciones de intérprete, pero acentuando algunas características de su mito, de tal manera que establece sutilmente una relación entre el estilo narrativo del filme y la convulsa música de Presley. Filme raro, a veces convincente y con un saldo general irregular.

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