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El Partido Socialista Portugués intenta superar la crisis que le paraliza

La comisión política del Partido Socialista Portugués (PSP), que se reúne hoy, tiene como objetivo único y declarado intentar poner fin a la crisis interna que paraliza al principal partido luso de oposición.Alejado del ejercicio directo del poder desde 1978, vencido en las elecciones legislativas de 1979 y 1980 por la coalición de centro derecha formada por socialdemócratas y democristianos, el partido de Mario Soares no ha salido beneficiado, como todos, y él mismo, esperaban, de la cura de oposición. Encuestas de opinión y elecciones parciales evidencian una continuada baja del PSP en términos electorales.

Mario Soares y la dirección actual del PSP -vencedora, con dos tercios de los sufragios, del último congreso del partido, en 1981- no ignoran la gravedad de la situación. El secretario general del PSP habla de degeneración de un partido que fue, hasta las victorias de François Mitterrand y Andreas Papandreu, el más fuerte de la Internacional Socialista en el sur de Europa.

La estrategia ideada por la actual dirección del PSP para arrancar al partido del atolladero en que se encuentra es simple en sus premisas, pero complicada y arriesgada en su ejecución. Portugal está al borde de la bancarrota económica y del golpe de Estado totalitario. Una única fuerza es capaz de agrupar a todos los verdaderos demócratas y de salvar la dernocracia y el país, evitando la guerra civil y asegurando la paz, la libertad y el progreso: el Partido Socialista.

Y para proponerse como alternativa de salvación nacional, la dirección del PSP acaba de declarar una ofensiva general en cuatro frentes: contra Alianza Democrática y el Gobierno, contra el presidente Ramalho Eanes, contra los comunistas y contra aquellos que "apuñalan al PSP desde su interior".

Soares se propone librar contra los enemigos internos su primera batalla para reconquistar el poder.

Los minoritarios (pero mayoritarios en el grupo parlamentario) se dividen, según Soares, en tres categorías: los que ya no son socialistas, los que pretenden eliminar la actual dirección para hacer del general Eanes el líder de una nueva formación a construir sobre las ruinas del PS y del PSD y una serie de elementos únicamente movidos por rencores personales.

Pero los minoritarios han anunciado ya que no quieren dejar el Partido Socialista ni bloquear la revisión constitucional, y que, en consecuencia, no votarán contra las disposiciones aprobadas por la dirección. En cambio, no abdican de su derecho de decir lo que piensan, lo que, desde la óptica de Soares, es su crimen más inexpiable.

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