Una semana en olor de tranquilidad
Esta corta semana bursátil ha estado presidida por el tranquilizante puente del Corpus Christi, que, excepto en el mercado barcelonés, donde se realizó contratación, ha supuesto un suspiro para los operadores después de un comienzo de tanda presidido por las tensiones.Y no fue para menos: a las andanzas especuladoras de los operadores a corto plazo, que perdieron los nervios y quisieron liquidar sus posiciones antes de que las instituciones les tomasen por la mano, se unieron las declaraciones del diputado socialista Javier Solana reiterando los deseos nacionalizadores del PSOE hacia la red de alta tensión. No por menos esperadas causaron mayor revuelo entre los habituales. Tanto fue así que hasta el viernes los valores eléctricos fueron de capa caída, con el susto en el cuerpo de los compradores.
Tratándose de una semana pletórica en acontecimientos, tanto a nivel nacional como internacional, hay que reconocer que las bolsas españolas son mucho más impermeables a este tipo de sucesos que otras que andan por el extranjero. Efectivamente, los rumores sobre el incierto futuro del partido en el Gobierno, las supuestas presiones militares hacia el presidente Calvo Sotelo o las distintas interpretaciones sobre la nota de la cúpula militar sobre el recurso gubernamental contra las sentencias del juicio de los sucesos del 23-F jugaron bien poco sobre el parqué. Y no digamos la situación en las Malvinas o el comienzo de un nuevo enfrentamiento en Oriente Medio.
Más se valoraron todos los rumores domésticos, como aquellos que insistían en la posibilidad de que el Banco de Santander se proponía cortar un cupón con un dividendo complementario cuyo valor se suponía muy elevado. Eso llevó la institución montañesa a ser la única que registró un avance sustancial en su cotización a lo largo de la semana.
Precisamente, el sector bancario también registró una situación general floja, que llevó a casi todos los valores del corro a repetir cambio o a sufrir pérdidas de poca cuantía. Si se tiene en cuenta que este es el sector que mejor dispuesto está para aguantar todas las tandas presididas por la inhibición -como la que ha terminado-, se puede comprender fácilmente que el ánimo de los compradores no estaba pendiente del mercado, sino que se encontraba a centenares de kilómetros de allí, en las playas o montañas del largo week end.
Para la semana que entra no se prevén grandes cambios. Los operadores están a la espera de acontecimientos, aunque nadie sepa muy bien qué es exactamente lo que se espera. Y la razón de ello es que, con toda seguridad, no hay nada que esperar. Solamente que las ganas de comprar vuelvan a hacerse presentes entre algunos operadores, que ahora están un poco escaldados después de sus aventuras de comienzo de semana.
Realmente, la situación económica general tampoco permite hacerse grandes ilusiones. No es sólo el problema de cambiar una actitud, sino de superar los problemas que acosan al mercado desde hace bastante tiempo. Por ejemplo, el elevado nivel de tipos de interés, que supone una especie de losa sobre todos los mercados europeos y que no parece tener un final próximo.
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