Camacho y Solé Tura defienden la vuelta de los sancionados
Varios miembros del Comité Central del PCE, a los que puede considerarse vinculados á diferentes sectores de opinión dentro del órgano dirigente de los comunistas, coincidieron ayer en que la crisis por la que atraviesa el partido no puede resolverse con una solución meramente provisional. Dos de los consultados por este periódico, Marcelino Camacho y Jordi Solé Tura, defienden la vuelta de los sancionados.
"Si de aquí no salimos con un cierto arreglo y una clarificación total de las posiciones, el partido entrará en una crisis muy grave", comentaba ayer, en uno de los descansos de las maratonianas reuniones del Comité Central, Jordi Solé Tura, quien mantiene una postura eurocomunista y renovadora, pero con un claro tono conciliador. "De momento, es fundamental que se recompongan las cosas, que no haya dimisiones y se abran las puertas a los que se marcharon o fueron sancionados".El dirigente catalán no es partidario de la separación de Santiago Carrillo del cargo de secretario general y su acceso a la presidencia del partido. "Carrillo", dice, "es una figura indispensable en el PCE"'. De todas formas, el tema de las. dimisiones oculta, en opinión de Solé Tura, el auténtico problema planteado en el seno del partido, "que es", precisa, "encontrar la forma en que el PCE pueda responder a las nuevas exigencias y hacer frente a los reveses electorales. El problema es cómo se prepara una campaña electoral, cómo llegar a otros sectores, cómo modernizar y agilizar el propio funcionamiento del partido. Ese es el problema, que hay que tratar de solucionar con todos los dirigentes dentro, sin dimisiones".
Solé Tura considera que lo que vaya a salir del Comité Central que se celebra no puede ser una solución temporal. "Tenemos que llegar a una solución que cierre este período de vacilación constante, de incertidumbre. La discusión no está centrada tanto en mantener o no una política eurocomunista, que no se cuestiona, sino en hacer posible esa política con todas sus consecuencias, en lo que significa en el plano del funcionamiento del partido y en su proyección hacia la sociedad. Ese es el tema clave".
En torno a la iniciativa de varios miembros de la dirección de proponer al comité central la ampliación del comité ejecutivo, Jordi Solé Tura lo valora en principio de forma positiva. "Depende de quienes sean las personas elegidas el que pueda servir para algo esa solución. Sin duda debe ayudar a mejorar el trabajo y la imagen del partido".
Adolfo Piñedo, considerado corno acérrimo carrillista y uno de los propulsores de la iniciativa -todavía no planteada formalmente al comité central- de una ampliación de la ejecutiva, declaraba ayer que la misma tiene su origen en el propio análisis de las elecciones andaluzas, "en las que hemos visto toda una serie de deficiencias en el trabajo del partido, con repercusiones electorales, que es preciso superar. Hay que buscar el reforzamiento de la dirección en una serie de frentes de trabajo operativos".
En términos globales, cree Piñedo que su propuesta ha sido bien recibida y niega que sea una fórmula para "guardar los puñales" hasta después de las elecciones. "Si eso fuera así, no hubiera pasado lo que ha pasado. Lo que se trata encima de la mesa es de clararificar cuáles son las diferentes politicias y cuál es la línea del partido hacia el futuro y, en consonancia con ello, dar solución a la crisis. El dilema fundamental está en si nos preparamos para hacer frente a las próximas elecciones generales o si reabrimos la crisis de hace diez meses".
Camacho: imagen de credibilidad
El miembro dimitido del comité ejecutivo del PCE y secretario general de CC 00, Marcelino Camacho, al valorar la iniciativa de ampliación del comité ejecutivo, afirmaba ayer que "todo lo que sea participación de más gente, ampliación de los frentes de trabajo, es bueno. Estoy por la ampliación y no por la restricción. Estoy porque entre todo el mundo y no dimita nadie".
"Yo he reflejado una posición muy clara", agregó Camacho.
"Me parece que elaborar un programa que tenga atractivo para la gente, que sea capaz de crear una imagen de credibilidad del partido, exige también recuperar o hacer esa amnistía para los que se han marchado o hemos sancionado y una renovación en la cúpula dirigente del partido".
Su propuesta de que Santiago Carrillo pase a la presidencia del partido, dejando en manos de Nicolás Sartorius la secretaría general, es para Marcelino Camacho razonable "y no comprendo que se valore como un delito de lesa majestad o me sitúe a mí como uno de los malos de la película. Yo no planteo que Santiago deje de jugar un papel importante. Lo ha jugado y debe seguir haciéndolo, aunque no tiene por qué ser obligatoriamente en el puesto de secretario general. Creo que cuando se está mucho tiempo en un cargo -y yo creo no estar. al margen de esta opinión- es necesaria una renovación".
"Hay que pensar en abrir caminos a nuevas gentes e incorporar a los que se fueron. La solución es que no se vaya nadie y vuelvan todos". También denuncia Camacho que cuando ha reflejado con más intensidad la posición de independizar al partido del sindicato se lancen contra él acusaciones de prosovietismo. "En el debate me da la impresión de que hay una especie de contrataque contra mi persona. No soy ni prosoviético ni antisoviético, ni proamericano ni antiamericano. No soy anticarrillista".
Se muestra especialmente dolido Marcelino Camacho con la "utilización de mi dimisión en la ejecutiva como elemento determinante de la crisis. "Yo la había planteado hace seis meses y no la he llevado adelante porque entonces no me parecía oportuno, por encontrarse el partido en un período de dificultades internas y en puertas de las elecciones andaluzas. Yo no quiero echar leña al fuego. Ya dije que cualquiera que fuera el resultado de las elecciones, yo me iba. He elegido el terreno sindical y la independencia de los sindicatos".
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