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Sigue sin colocarse la deuda pública a corto plazo

Una cierta desesperación parece haber invadido a los responsables de la Administración en la tarea de convencer al público en general y a las instituciones financieras para que coloquen fondos con los que cubrir las emisiones de deuda pública a corto plazo.

En la subasta celebrada ayer, las cantidades ofertadas, tanto a seis meses como a un año, han sido tan pequeñas que medios de la Administración no han dudado en calificarla como "raquítica", a pesar de reconocer que es necesario "tener paciencia" en la implantación de este instrumento de financiación del déficit público, como ocurre con todo lo nuevo, y también se acepta que falta "vender el producto", hacer marketing para que alcance los niveles que se persiguen.Lo cierto es que mientras en la primera subasta del año, el último día del mes de abril, se ofertaron casi 81.000 millones de pesetas -de los que fueron aceptados cinco mil-, en las tres posteriores que ha habido las cantidades presentadas ante los responsables de la Dirección General del Tesoro han ido decreciendo fuertemente: menos de 13.000 en la segunda subasta, 3.600 en la tercera y 1.873 en la última -de los que fueron aceptados 1.343 millones de pesetas-, siempre dentro de las ofertas para emisiones a seis meses.

Ayer se aceptaron también, por primera vez en 1982, cantidades a un año, pero la oferta pública brilló por su ausencia; tan sólo 2.175 millones, de los que el Tesoro públicoaceptó 1.695 millones de pesetas.

Al tiempo se celebró la subasta decenal de certificados de regulación monetaria, que se aceptaron por una cantidad de 30.117 millones de pesetas a un tipo marginal medio del 16,8022 a tres meses, frente a unos tipos marginales para la deuda a corto del 14,318 y 14,982 a seis meses y un año, respectivamente.

Buena rentabilidad

En medios del Banco de España se estima que hay unas expectativas claras de incremento de los tipos de interés, que provocan que todas las ofertas se hagan sobre previsiones de cuáles serán los tipos marginales a aceptar por la autoridad monetaria y por el Ministerio de Hacienda, lo que provoca, a su vez, alzas en los tipos medios ponderados.El incremento del déficit del sector público y la evolución de la tasa de inflación, nada posítiva respecto a las Iprevisiones de hace un año, empujan a ello.

No obstante esta situación de clara atonía para acudir al mercado de pagarés del Tesoro, parece que la rentabilidad real que se viene ofreciendo es superior a la de otros ínstrumentos financieros, como el de las letras en el iriercado bursátil, que es inferior a las que están teniendo los pagarés.

En algunos medios de la Administracíón, por el contrario, se estima que, mientras las instituciones financieras puedan obtener una rentabilidad superíor en sus préstamos al Estado a través de los certificados de regulación monetaria, los bancos y cajas de ahorro no acudirán al mercado de pagarés a colocar sus excedentes de liquidez porque el diferencial es de dos puntos y el grado de seguridad es el mismo, ya que el destínatario final es la Administración.

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