El Plan Electrónico, hipotecado a las diferencias entre Telefónica y la industria privada
La industria privada y la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) han presentado propuestas absolutamente divergentes y hasta encontradas a la Comisión Redactora del Plan Electrónico Nacional. Mientras la industria privada, agrupada en la patronal Aniel, ha pedido que se concrete un marco jurídico para el monopolio de telecomunicación y se planifique el sector desde la demanda, la Compañía Telefónica (concesionaria del monopolio y cliente mayoritario de estas industrias) ha obviado cualquier reconsideración de su actual estatus jurídico y ha propuesto que se planifique desde la oferta el sector.
El pacto de silencio entre los miembros de la citada comisión redactora, que a duras penas en los últimos meses ha acallado los ecos de un fuerte y viejo enfrentamiento de intereses, fue roto el jueves en el marco de una tumultuosa mesa redonda sobre las telecomunicaciones organizada por la revista especializada Actualidad Electrónica.Directivos de la Telefónica y miembros de la citada comisión intercambiaron gruesos adjetivos ("infamia", "mentira", "exageración") en base a un artículo publicado por la citada revista sobre las discrepancias internas en el seno de la comisión redactora. El detonante fue un titular ("Se agudiza el enfrentamiento entre Aniel y Telefónica") que encabezaba una información sobre el desarrollo de unas recientes jornadas de trabajo celebradas por la Comisión Redactora del Plan Electrónico en Buitrago.
Reticencias y enfado
Previamente a la mesa redonda, fuentes de Telefónica insinuaron a la revista organizadora del encuentro la posibilidad de no asistir a la misma si el diputado socialista Luis Solana acudía a esta reunión. Posteriormente se presentaron a la mesa redonda, pensando -según dijeron- que ésta iba a tener carácter público, ocho directivos de la CTNE.La mesa redonda no aportó grandes novedades sobre el debate de las telecomunicaciones, a excepción de la posibilidad anunciada por el consejero delegado de la CTNE, Diego Martínez Boudes, de creación de un centro de diseño y de una planta piloto de microelectrónica en colaboración con alguna multinacional. De llevar adelante la CTNE estos proyectos, según fuentes. del sector, la citada compañía controlaría prácticamente todos los campos (explotación de los servicios, suministros de equipos y sistemas, microelectrónica y software).
La sorpresa surgió al término del debate al repartir los organizadores el último número de Actualidad Electrónica. Martínez Boudes, con educación, planteó que era incierto que hubiera habido enfrentamiento entre la CTNE y Aniel, que en todo caso se había dado un contraste de pareceres y que las relaciones entre ambas instituciones eran buenas. Miguel Angel Eced, director general de Correos y Telecomunicaciones, se mostró más acalorado y empleó términos más gruesos para descalificar la información. Vicente Ortega Castro, director de la Escuela de Ingenieros de Telecomunicaciones de Madrid, terció ante lo agrio de la discusión y puntualizó, como asistente a las jornadas de Buitrago, que, si no había habido enfrentamientos, al menos sí se habían producido largas discusiones entre los representantes de Telefónica y Aniel, y recordó a Eced su ausencia a la primera de las mencionadas sesiones de trabajo.
Divorcio entre Telefónica y la industria
Más allá de estas eufemísticas discusiones, que para unos son enfrentamiento y para otros simple contraste de pareceres, está la realidad de los documentos presentados a la Comisión Redactora del Plan Electrónico Nacional, en su reunión de Buitrago, por la CTNE y por el director general de Aniel. Ambos documentos, que han sido conocidos por este periódico pese a la tozuda negativa a facilitarlos a la opinión pública, tanto por parte de los industriales como por parte de Telefónica, evidencian, cuando menos, un divorcio absoluto entre las posiciones de unos y otros.Esta situación era previsible, puesto que la pugna de intereses entre la Telefónica (que absorbe el 80% de las compras de telecomunicación y participa en multitud de empresas industriales) y los fabricantes privados es antigua y alcanzó gran trascendencia pública en los días previos a la constitución de la Comisión Redactora del Plan Electrónico Nacional. Esta comisión, heredera de otras dos (la del Plan de Informática Nacional y la redactora del Libro Blanco de las Telecomunicaciones) cuyos trabajos no llegaron a fructificar, fue creada por Consejo de Ministros y se constituyó en un acto presidido por Leopoldo Calvo Sotelo.
Ignacio Bayén, ministro de Industria y Energía, y José Angel Sánchez Asiaín, presidente del Banco de Bilbao y de la comisión redactora del Plan Electrónico, presentaron ésta a mediados de enero, en conferencia de prensa. El ministro afirmó entonces que esperaba "que la comisión pudiera elevar las primeras conclusiones provisionales para el próximo mes de junio". Estamos ya en junio y a la vista de lo heterogéneo de las propuestas difícilmente podrá presentarse en los próximos días un documento serio y riguroso sobre la electrónica, que vaya más allá de enunciados abstractos y voluntaristas. No obstante, y pese a las diferencias, las distintas partes implicadas no están dispuestas a que esta comisión se convierta en un proyecto estéril.
Propuestas de Aniel
La industria electrónica, las telecomunicaciones y la informática, considerados sectores de futuro en el mundo continúan entre tanto, en nuestro país, huérfanas de una planificación similar a la que han realizado otros países occidentales. La electrónica de consumo está atravesando una profunda crisis y las pérdidas y los expedientes de regulación de empleo en la electrónica profesional son noticia, cotidiana.Pedro Higuera, director general de Aniel, presentó en Buitrago un documento titulado Proyecto de base para la definición del marco de directrices del Plan Nacional de la Industria Electrónica. Pese al mutismo de Higuera, puede afirmarse que fue la confrontación de este documento con el presentado por Telefónica el detonante de la actual situación de enfrentamiento o contraste de pareceres entre la industria y Telefónica.
En el capítulo relativo a las telecomunicaciones, el documento de Aniel plantea cuestiones que de aceptarse podrían suponer un profundo cambio en el actual estatus jurídico de Telefónica. En concreto, solicita que el Gobierno "aborde con carácter de urgencia la elaboración de las disposiciones legales necesarias para la ordenación de las telecomunicaciones que permitan una clarificación de las actuaciones del Estado en esta materia".
Y sugiere, "a título orientativo", que se defina el carácter y alcance del monopolio estatal, que se clarifique el papel y competencia de los distintos poderes públicos en este sector, que se definan los diferentes servicios (teléfono, telex, transmisión de datos, radiodifusión, transmisiones de Defensa, etcétera) y que se regulen las posibles vías para la prestación de los mismos (por el Estado, a través de concesión, regímenes excepcionales, tipos de entidades capacitadas, etcétera).
Pide asimismo que se defina el alcance e interconexiones entre las diferentes redes de transmisión y su vinculación a los servicios; que se fijen criterios y competencias sobre tarifas; y que se estudie la fiscalidad de los servicios.
Aniel reclama también del Gobierno una urgente definición de objetivos a corto y medio plazo en el campo de las telecomunicaciones (teléfonos, telex, nuevos servicios) y pide que se comunique a la industria "los planes de expansión, modernización y sustitución de la infraestructura de las redes en que se apoya la política de servicios previamente establecida".
El Gobierno, según el documento de Aniel, debe concretar unas bases de desarrollo industrial del sector que potencie a las empresas españolas con tecnología propia y a las multinacionales instaladas en nuestro país. Estas bases deberían tener en cuenta la balanza comercial y la balanza tecnológica particular de cada empresa, y "una clarificación de la política de participaciones del sector público y privado en la industria de telecomunicaciones". Insiste, asimismo, en otra serie de medidas de índole industrial, relativas a homologaciones y normalizaciones, a política tarifaria y política fiscal.
Las proyecciones de Telefónica
Dirigentes de Telefónica, por su parte, presentaron en Buitrago un amplio documento en el que se parte de proyectar a 1990 el producto interior bruto (PIB) de España (alrededor del 2,5% anual acumulativo). En la actualidad el mercado electrónico de los países de la CEE está en tomo al 3% del PIB y Telefónica estima que el mercado electrónico español en los años noventa se situará alrededor de ese porcentaje de nuestro PIB. Por otra parte, en una segunda hipótesis, la CTNE estima que la estructura de mercado y producción electrónica de España en los años noventa será similar a la que se da actualmente en la CEE.Según los cálculos de Telefónica, el consumo aparente en telecomunicación en España tiene que crecer de 1980 a 1990 en un 156%, la producción en un 188%, las exportaciones en un 267% y las importaciones en un 107%. Esto supone planificar a partir de la oferta y contrasta, por ejemplo, con el plan de inversiones de Defensa donde a partir de un presupuesto se planifica desde la demanda.
En el terreno de las propuestas concretas Telefónica, que no contempla ninguna nueva ordenación legislativa de las telecomunicaciones, propone apoyos a la exportación, reconversión industrial, acciones conjuntas con Iberoamérica, fomento de la tecnología propia, profesionalización de las compras del sector público, promoción de nuevos servicios de telecomunicación, medidas de tipo fiscal y crediticio, etcétera.
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