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Acuerdo entre el Banco de España y la gran banca para mantener los tipos de interés

Las diversas reuniones que representantes bancarios han tenido con el Banco de España para articular medidas más eficaces que las actuales para llevar a cabo un mejor control monetario han dado resultado y, en estos momentos, se puede afirmar que "la banca en contra de su interés inmediato entiende que no puede dejar en la estacada a los empresarios y que, por lo tanto, proporcionará fondos suficientes para impedir que los tipos de interés de los certificados de regulación monetaria (CRM) sigan subiendo como sería lo normal, sólo con seguir no acudiendo en las proporciones necesarias a las subastas de dicho instrumento financiero", declaró un representante de la Asociación Española de Banca Privada (AEB).

Para Rafael Termes, interlocutor con la Administración en este tipo de temas que se canalizan a través de la AEB, las cosas en este momento están bastante más claras de lo que podían ser hace un mes o poco más. El incremento del déficit del sector público, la apelación del Tesoro al Banco de España en lo que va transcurrido de año -que supera ya lo inicialmente previsto para todo 1982- y la tendencia que se observa, según sus estudios, hacen necesario "un proceso de reflexión de la banca para arreglar los desaguisados que otros realizan".El presidente de la AEB, trata de explicar de forma clara la situación actual. Para él, la política monetaria llevada a efecto hasta ahora está ajustada a que la masa de dinero no crezca por encima de lo que lo hace la inflación más el incremento real del producto interior bruto (PIB). No obstante estos deseos, un incremento mayor del déficit del sector público de lo previsto puede tener efectos negativos sobre esta política si no se articulan las medidas necesarias para que el mayor déficit no implique o un desbordamiento del crecimiento de las disponibilidades líquidas o un aumento de la tasa de inflación.

El déficit público tiene un coste producto de los tipos de interés a que se colocan las emisiones de deuda pública, a corto o medio plazo, o los empréstitos exteriores. Un mayor déficit hace subir los tipos automáticamente hasta que se obtiene un nuevo equilibrio entre los incrementos de dinero necesarios para cubrir dicho déficit y las condiciones a que las instituciones financieras y el público en general están dispuestos a colocar su dinero para esa financiación.

El público no acude

La gran banca, durante un buen período de este año, ha dejado correr el tiempo, pensando que lo hacía a su favor. Por un lado, se ha demostrado la inutilidad práctica de sacar, en estos momentos concretos, los pagarés del Tesoro, o deuda a corto, al público que no está acudiendo en la medida en que se había previsto. Por otro lado, después de una política de dejar hacer a la Administración, se ha visto que los tipos de interés de los certificados de regulación monetaria han subido de forma paulatina, pero constante, hasta alcanzar el 16,56% a noventa días en la subasta de ayer.En función del déficit previsto, la Administración decidió, al presentar los Presupuestos Generales, que una parte de éste se financiaría apelando al banco emisor, exactamente la mitad, mientras que el otro 50% se haría mediante emisiones en el exterior o en el interior siendo intercambiables entre sí en función de lo que aconsejara en cada momento la situación nacional e internacional.

Para ello, se negoció con la banca la emisión de deuda pública que, a medio plazo, tres o cinco años, fue asegurada al menos en su primer tramo que es el que actualmente está a la venta. Incluso, afirman medios de la AEB, se accedió a reducir el tipo de interés de la deuda pública a medio plazo colocándolo en el 12,50%, que estaría por debajo de los tipos de mercado.

El descenso en la desgravación fiscal que tiene este tipo de emisiones se ha situado en las mismas condiciones que gozan las demás, que tienen, por el contrario, un tipo de interés algo más elevado, está haciendo que la colocación entre el público no sea todo lo aceptable que se había pensado, según la información que en estos momentos tiene la AEB en su poder. Esta escasa colocación, por el momento, unido a que las cajas de ahorro se han quedado con una parte sustancialmente menor que la que en principio les correspondía en función de la cuota de mercado de cada tipo de institución financiera, ha levantado ciertas suspicacias en medios bancarios.

En estos momentos se han realizado ya tres subastas de pagarés del Tesoro cuyos resultados iniciales son, a juicio de un banquero, cuando menos decepcionantes, ya que apenas se han conseguido vender 10.000 millones de pesetas de los 150.000 previstos y, además, tienen un período de finalización anterior al 31 de diciembre, lo que significa que se tendrán que volver a poner en circulación una vez que se amorticen si se quiere seguir manteniendo la cifra inicial. El precio al que han salido es, según medios bancarios, claramente superior al inicialmente propuesto por la banca, lo que viene a darles la razón en cuanto que su salida al público no supondría un abaratamiento.

Con los certificados de regulación monetaria ha pasado otro tanto, aunque este instrumento de control monetario, que indirectamente también vale para obtener una parte de los recursos necesarios para financiar el déficit, no tiene salida entre el público, sino exclusivamente entre las instituciones financieras. No ha habido respuesta de la banca hasta que no se han alcanzado unos tipos considerados como suficientes por ellos. La subasta celebrada ayer, con un tipo del 16,56%, ha sido el tope mínimo mediante el cual la gran banca empezará a suministrar fondos para adquirir certificados de regulación monetaria. que servirán para impedir que haya nuevos desbordamientos en el crecimiento de las disponibilidades líquidas.

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