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El líder húngaro Janos Kadar celebró su 70 cumpleaños sin miedo a la oposición

En un contexto de relativo bienestar y estabilidad política, el primer secretario del Partido de los Trabajadores húngaro (comunista), Janos Kadar, celebró ayer, día 26 de mayo, su 70º aniversario. Kadar, respetado y popular en su país en la actualidad, según la opinión más generalizada, ha sabido encontrar un equilibrio entre los compromisos internacionales -la pertenencia de Hungría al Pacto de Varsovia y al Comecon- y la maniobrabilidad interior.

El resultado ha sido el llamado modelo húngaro -"quien no está contra mí, está conmigo"-, que conjuga la ortodoxia política y la incondicionalidad prosoviética en sus manifestaciones oficiales, y un comportamiento independiente en materia económica, acusado en ocasiones de estar vendido a la economía de mercado occidental.La avanzada edad de Kadar pone sobre el tapete el problema de la sucesión y la continuidad del kadarismo sin su artífice máximo. Kadar ha conseguido, según observadores occidentales en Budapest, llevar a la práctica, de forma discreta y sin quebrantar formalmente las bases del sistema, lo que la población húngara pedía en la calle de forma violenta en 1956.

El fomento de la iniciativa privada en la agricultura, los servicios y hasta la pequeña industria, la orientación del forinto (moneda nacional) hacia su convertibilidad y una oferta de bienes de consumo superior a cualquier otro país del Comecon son algunos de los factores que distinguen a Hungría del resto de sus aliados.

Con todo, casi veintiséis años después del exilio forzado de unos 200.000 húngaros, los dirigentes de Budapest no parecen tener excesivo miedo de su propia oposición, de carácter minoritario y eliusta. Cada martes se abre al público, durante unas horas, en Budapest, una tienda samizdat, donde se venden los ejemplares críticos de confección casera no accesibles en las librerías. Las autoridades lo saben, pero hacen la vista gorda.

Uno de los promotores de esta tienda samizdat es Laszlo Rajk, hijo del antiguo ministro del Interior y de Asuntos Exteriores del mismo nombre, ejecutado en 1949, en el primer proceso estalinista de nungría. Kadar era entonces ministro del Interior, aunque según sus biografías oficiosas no tuvo nada que ver en el proceso, puesto que no controlaba a la policía secreta.

Kadar, que entró en Budapest en compañía de las tropas soviéticas el 6 de noviembre de 1956, tras formar un contragobierno al de Imre Nagy, fue otra de las víctimas de los procesos estalinistas llevados a cabo en la época en que Matyas Rakosi era primer secretario del partido.

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Condenado a cadena perpetua, Kadar estuvo en prisión un total de tres años y medio, tres de ellos en condiciones de aislamiento total, entre 1951 y 1954, mientras su familia era también objeto de represalias. En 1954 fue rehabilitado.

Desde el punto de vista del historiador, existen en la vida pública de Kadar dos períodos no suficientemente esclarecidos. El primero de ellos es el papel desempeñado en los acontecimientos comprendidos entre el 23 de octubre y el 4 de noviembre de 1956, cuándo el Gobierno de Nagy proclamó la neutralidad de Hungría y el abandono del Pacto de Varsovia, presionado por un amplio movimiento popular.

Otra circunstancia oscura es la implicación de Kadar en la detención, proceso y ejecución de Imre Nagy, el hombre que había encarnado las esperanzas de los reformistas frente al sector dogmático estalinista del partido dirigido por Rakosi.

Kadar en persona había prometido la libertad a Nagy si abandonaba la sede diplomática yugoslava en Budapest, en la que se había refugiado al entrar en la capital los tanques soviéticos. Sin embargo, la promesa de Kadar no se cumplió, y Nagy fue juzgado en proceso sumario y ejecutado acto seguido en 1958.

Otras muchas circunstancias desconocidas hasta ahora rodean la vida personal de Kadar, según ha señalado recientemente en la Prensa austriaca el experto en política húngara y periodista Paul Lendvai, basándose en un insólito libro que aparecerá dentro de poco en Budapest.

El libro revela por primera vez que Kadar, nacido en Fiume, era hijo de la madre soltera Borbala Csermanek, de origen esloveno y profesión asistenta. Janos Kadar, de joven Janos Csermanek, sólo vio a su padre una vez en su vida, y tuvo que trabajar muy duro para ayudar a su madre

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