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Guinea Conakry, un socialismo a la africana

Guinea Conakry, un país de 246.000 kilómetros cuadrados enclavado al norte del golfo de Guinea, tiene como naciones vecinas a Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil, Mali, Senegal y Guinea Bissau. Este último país constituye la única sombra en su política de buena vecindad, debido al litigio sobre la explotación de los yacimientos petrolíferos de la plataforma continental submarina. Pese a sus favorables condiciones climáticas, sus cosechas agrícolas resultan insuficientes para alimentar a sus casi seis millones de habitantes -de raza negra y mayoritariamente musulmanes-, a pesar de que casi el 83% de su población activa traba a en la agricultura, la cual representa el 47% del PNB. Poseedora de importantes recursos minerales -es la segunda productora de bauxita-, su industria es escasa y está orientada a la extracción de aluminio. Su situación económica es mala.Colonizada por los franceses en el pasado siglo, no sin que se produjeran conatos de liberarse de dicho dominio, como los diez años de lucha contra las tropas galas que protagonizó el rey Malinké Samory, alcanzó su plena independencia en 1958, al rechazar en septiembre la Constitución propuesta por De Gaulle. Se culminaba así el sueño nacionalista del Partido Democrático, cuyo líder, el otrora sindicalista Sekú Turé, alcanzó la jefatura del Estado, la cual ha ostentado hasta la actualidad.

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En 1964, Sekú Turé proclamó la República Popular e instauró un régimen netamente autoritario basado en un sistema de partido único.

En el plano internacional, tras alcanzar su independencia, mantuvo una postura cada vez más enfrentada a su antigua metrópoli, con la que interrumpió sus relaciones desde 1965 hasta 1975. Tras el consiguiente boicoteo de Francia y sus aliados, la joven nación fue desplazándose hacia el área soviética, sirviendo de base a los independentistas de Guinea Bissau durante su lucha contra las tropas coloniales portuguesas. Tras un período de casi veinte años de aislamiento diplomático, a partir de 1975 ha iniciado una política de apertura hacia el exterior, que ha mejorado sensiblemente sus relaciones con los países occidentales, al tiempo que la ha alejado de la órbita socialista. Sekú Turé, soñador de una integración de los países del Africa occidental de antigua colonización franco-británica, participó de forma muy activa en la creación de la OUA.

Las relaciones hispanas con Guinea Conakry, intensificadas a raíz del viaje de los Reyes en mayo de 1979, son buenas en lo político, aunque en lo económico algo escasas y deficitarias para España. Nuestro país importa de dicha nación fundamentalmente minerales por un valor de de 1.600 millones de pesetas, en tanto que las exportaciones españolas hacia el país africano alcanzan escasamente los 900 millones de pesetas.

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