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La banca está poco preparada para afrontar la competencia en el mercado financiero

"La consecuencia principal del proceso desintermediador que gradualmente va tomando carta de naturaleza en el sistema crediticio español se traducirá, sin duda, en una reducción del margen financiero de las entidades de crédito tradicionales: bancos y cajas de ahorro", según ha afirmado Juan José Toribio, diretor del Servicio de Estudios Urquijo, en su reciente intervención en las Jornadas de Intermoney.

Según Toribio, la desintermediación, que será progresiva y creciente, "vendrá a sumarse a otras circunstancias del sistema financiero español que inciden también negativamente sobre los márgenes bancarios". Y se produce sobre una banca, como la española, que, como promedio, "parece insuficientemente preparada para afrontar el reto que este conjunto de circunstancias supone".El presidente de la Asociación Española de Banca Privada, Rafael Termes, afirmaba a finales de marzo, ante la asamblea ordinaria de la citada organización, que una de las preocupaciones de los autores de los planes de reforma del sistema financiero español era la reducción del nivel de intermediación de la banca. "Desde luego", añadía Termes, "resulta difícilmente sostenible la bondad de tal objetivo a la luz de un proyecto pretendidamente liberalizador del sistema, ya que, en pura lógica liberalizadora, debería dejarse al libre juego de fuerzas la determinación de cuáles intermediarios deban existir en qué mercados y cuál es el nivel de protagonismo que en los mismos deben alcanzar".

Juan José Toribio, en Intermoney, concretó algunas de las circunstancias que están acompañando a la desintermediación en la modificación gradual de las reglas de juego en el mercado crediticio español: 1) el impacto de la crisis económica sobre el sistema bancario; 2) la consiguiente necesidad de incrementar las dotaciones para el saneamiento de activos; 3) la creciente competitividad dentro del propio sistema de crédito; 4) la competencia planteada por otras instituciones no bancarias; 5) la tendencia al encarecimiento de los recursos bancarios como consecuencia de una mayor educación financiera del ahorrador español y una mayor conciencia sobre las repercusiones de la inflación; y 6) la mayor transparencia en el mercado de activos bancarios , que tiende a imponer precios (tipos de interés) homogéneos, uniformes y no discriminatorios.

"El efecto conjunto de todos estos elementos consistirá inevitablemente", según Toribio, "en acercar los márgenes financieros de las entidades de crédito españolas hacia los niveles -sustancialmente más bajos- vigentes en aquellos países que han experimentado, hasta sus últimas consecuencias, un proceso de maduración financiera".

Juan José Toribio, en su análisis, sostiene que "la banca española puede encontrarse, en los momentos actuales, en una posición no óptima para adaptarse a este proceso de maduración". La mayor parte de la banca española cuenta con unos costes de transformación relativamente altos, consecuencia de un exceso de plantilla y de una baja productividad. No obstante, a juzgar por los resultados de la banca en 1981, dados a conocer recientemente por el Banco de España (véase EL PAIS del 21 de mayo pasado), ha habido una sensible mejora en ambos aspectos.

Toribio apunta también que las estructuras bancarias españolas soportan un excesivo peso de los coeficientes de inversión obligatoria, para añadir, finalmente, que el sistema bancario español está excesivamente capitalizado a través de unos coeficientes de garantía que la experiencia reciente ha demostrado de utilidad muy dudosa para avalar la solvencia de las instituciones, que impide una rotación adecuada de los recursos propios (muy superior a la de otros países) y que genera, una rentabilidad sobre recursos propios comparativamente baja.

Adaptarse a las circunstancias

Rafael Termes, haciendo gala de pragmatismo, sostiene, ante la reforma del sistema financiero y ante los nuevos instrumentos de mediación, que "la postura inteligente de la banca privada consiste en anticiparse, tomando posiciones en los nuevos mercados para que, si se pierde volumen en la intermediación clásica entre depósitos y créditos, la pér dida se vea compensada por un aumento en la intermediación en operaciones contabilizadas en cuentas de orden que, con menos gastos operativos, no dejan de generar comisiones para añadir a los resultados de explotación".Juan José Toribio, por su parte, tras afirmar que el fenómeno de la desintermediación "no es necesariamente negativo para la economía en su conjunto, ni para el sistema financiero en particular", hace hincapié en que "la reforma del sistema financiero español debe tender a facilitar una acomodación de las entidades de crédito alas nuevas condiciones".

Las modificaciones legales que, a juicio de Toribio, deberían adoptarse para una mejor adecuación del sistema bancario a las nuevas circunstancias son las siguientes: flexibilización de plantillas, facilitar la dotación de provisiones para insolvencias no sólo exigiéndolas, sino eximiéndolas de toda carga fiscal, eliminación de los coeficientes de inversión obligatoria o liberalización total de los fondos cautivos, disminución sustaricial del coeficiente de garantía, revisión de cuantas normas sean precisas -entre ellas, las de control de cambios- para liberalizar y facilitar la internacionalización plena de la banca española, y liberalización de los tipos de interés.

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