Andalucía y Barrechenea
Los trabajos de E. Barrenechea suelen ser polémicos, controvertidos, apasionados. En el último analiza la realidad andaluza desde una perspectiva exclusivamente andalucista, desconociendo qué parte de la actual historiografía no comparte los postulados andalucistas. Así, en su Historia general de Andalucía, el profesor M. Moreno Alonso escribe: "Característica fundamental del movimiento andalucista es la búsqueda de la identidad del pueblo andaluz en su historia, aunque interpretándola no de una manera exacta ni rigurosa. El Ideal andaluz, de Blas Infante, es un claro testimonio de ello. "Con anterioridad, Antonio Machado había advertido que "un andaluz andalucista, es un español de segunda y un andaluz de tercera".Barrenechea afirma: "Andalucía es la única región donde una importante masa de ese voto de izquierda se ha desplazado hacia otro partido de izquierda, pero regional, andaluz, andalucista, con lo que ha dado a luz (en España) un nuevo tipo de regionalismo: el regionalismo de clase". Es muy discutible que de la actuación parlamentaria y municipal del PSA (pactos con Súárez, acuerdos con Martín Villa en torno al artículo 144, enfrentamientos de Uruñuela con ediles comunistas y socialistas en el Ayuntamiento sevillano) pueda deducirse una pura condición de izquierda, y resulta descabellado conciliar términos tan antitéticos como los de clase y nacionalismo o regionalismo. Histórica y doctrinalmente, la clase obrera se ha distinguido por su internacionalismo y su rechazo de cualquier nacionalismo por opresor e insolidario. Además, esa connotación de "izquierda nacionalista", presuntamente original de Andalucía, según E. Berrenechea, se ha dado previamente, y con más fuerza, en el País Vasco, aglutinada alrededor de Herri Batasuna y Euskadiko Ezkerra, y no parece que la imitación del caso vasco sea discreta ni conveniente para Andalucía y para España. En realidad, el partido de Rojas Marcos es un grupo populista, interclasista, que concurre a las elecciones con un considerable e inexplicado soporte financiero; sin programas políticos concretos, ocultando el adjetivo socialista, "que no usa ni ejercita" y que apoyándose en un sentimentalismo folklórico, crea peligrosos sentimientos a animadversión hacia otros pueblos de España, y roba votos a la izquierda para venderlos al mejor postor, que casi siempre es la derecha./
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