El incidente de la Zarzuela
En torno a la noticia-comentario que publicó el periódico de su dirección el pasado sábado, día 8 de mayo, sobre el incidente provocado con motivo de la retransmisión televisiva de la ópera Carmen desde el teatro de la Zarzuela, y en la que el que suscribe hacía las veces de presentador por encargo de Televisión Española, me permito enviarle estas líneas, con ruego de publicación, y al objeto simplemente de matizar la noticia con las siguientes puntualizaciones:
Primera. Que en el curso del mencionado incidente no hubo discusión alguna por mi parte ni tuve que ser separado, por cuanto que en ningún momento protagonicé situación violenta alguna. Hubo, sí, como dice el comentario, repetidos insultos y agresión, que si no se consumó fue porque, entre otros motivos, el señor Carreras fue separado por la fuerza.
Segunda. Que, como el vídeo puede parcialmente demostrar, en el curso de la entrevista no hubo por mi parte ningún tono ni intencionalidad crítica, y menos de crítica negativa, ni para la persona ni para la muy respetable trayectoria artística de don José Carreras. No porque esta dimensión como primerísimo tenor de ópera no sea susceptible, en su dimensión pública, de crítica, sino porque, en aquel momento, mi trabajo era el de presentador con entrevista incorporada, y no el de crítico musical.
Tercera. Que, por otro lado, es evidente que el que suscribe no tiene que aprovechar una entrevista para hacer crítica, porque el ejercicio de la crítica, dentro del marco jurídico-constitucional, es libre y no necesita subterfugios. Cuando me ocupo, que no era este el caso, de hacer crítica musical intento ser lo más claro posible, y no preciso recurrir ni al tono ni a la apología indirecta.
Cuarta. Que es muy, encomiable, especialmente desde la muy respetable sensibilidad de sus lectores, el que el comentario que puntualizo haya enmascarado en la "repetida típica frase castellana de desprecio" la literalidad del insulto, que no fue ni más ni menos que el de "hijo de puta" en repetidos y diferentes registros de voz.
Quinta. Que la injustificada ofensa en público alcanzó los límites de lo simplemente tolerable, por lo que el desagradable suceso del que fui víctima, y no protagonista, está en estos momentos en manos de mis representantes legales, quienes actuarán como proceda./
Crítico musical.
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