_
_
_
_
Reportaje:Un año de socialismo a la francesa / 3

La gestión de Mitterrand será juzgada por sus resultados económicos

La avalancha de reformas que desencadenó el poder socialista a lo largo de este último año se aprueba o se discute, pero no asusta mayormente. El porcentaje más abultado de esa revolución es pan cotidiano en todos los grandes países industrializados. Al suprimir la pena de muerte y legislar sobre la descentralización, por ejemplo, la izquierda no ha hecho más que subsanar lamentables retrasos de la sociedad gala. Pero el ceño se frunce en cuanto se pronuncia una palabra: economía. Los más beligerantes se mantienen a la expectativa, pero los protagonistas de lo que constituye el tejido económico-financiero-industrial-comercial del país, o se consideran en estado de guerra contra la política económico-social del Gobierno, o están inquietos, o desconfían.La nacionalización del 30% de la cifra de negocios de la industria (esto supone también el 40% de las inversion.es de la nación) y del 93% de la banca fue el golpe de efecto que acuñó económicamente la llegada de los socialistas al poder. Un año después, Francia es el país más nacionalizado del mundo industrializado y, en espera de los resultados de la estrategia mitterrandista, la incertidumbre y la desconfianza predominan.

Para realizar este trabajo, durante varias semanas EL PAIS intentó contactar con representantes de la alta finanza francesa. La tarea no fue simple. El gran potentado mundial de los neumáticos Michelín, François Michelin, representante de la Francia capitalista conservadora, desde su sede central de Clermont Ferrand hizo saber que, como de costumbre, no hacía declaraciones, y ahora menos aún. El director general del Club Mediterráneo, Gilbert Trigano, número uno en este país de las vacaciones organizadas, sensible al régimen socialista, hizo saber que estaba dispuesto a hacer publicidad de su club. Nada más.

Uno de los más importantes empresarios de este país rogó que se ocultara su nombre para poder franquearse: "Lo que ocurre es simple. Los patronos no tendremos más remedio que convivir con este poder, pero racaneando siempre, sin jugar a fondo su carta. ¿Por qué? Porque si la política económica y social de Mitterrand triunfa, tenemos socialismo para veinte años. Y los socialistas van a por nosotros".

Una convivencia difícil

Esta guerra larvada, sorda, a veces estalla: días pasados, el ministro de Economía, Jacques Delors, celebró una reunión con varios empresarios en su Ministerio. En medio de las discusiones, el director de la empresa Legrand (aparatos eléctricos) abandonó la sala tras justificarse ante el ministro: "Me voy porque no me interesa nada de lo que se está diciendo y porque su política tampoco me interesa". Según algún testigo, Delors no se encogió: "Puede usted marcharse, pero le aseguro que se acordará". Otro patrono que no quiere identificarse resume: "A los empresarios lo que nos ocurre es que, a pesar de no estar de acuerdo con el Gobierno, necesitamos a este último. No hay que olvidar que ahora son los amos de los bancos y del crédito. Por eso, me perdonará, pero prefiero no hablar".

Maurice Merle, secretario general del organismo del CNPF (patronal. francesa), que agrupa las 12.000 empresas de Lyon, con sus declaraciones no hace más que ilustrar el discurso económico que se saben de memoria los patronos galos: "No se puede hacer una política social sin tener en cuenta los hechos económicos. El Gobierno comete el error de pretender suprimir el paro relanzando el consumo, pero éste conduce al aumento de inflación. El paro se resuelve con la productividad, y esta última se consigue con la modernización del aparato productivo. ¿Qué ha ocurrido con esta política en un año? En un primer tiempo, en efecto, con el aumento de salarios bajos se reactivó levemente la economía, pero esto lo aprovechó la importación, y de aquí el progreso del déficit comercial. Con el Gobierno anterior, Francia ofrecía la balanza comercial más sana de Europa. Segunda consecuencia de la política socialista: el déficit del presupuesto, calculado en 95.000 millones, pero que llegará a 120.000 millones y que será de más de 200.000 millones el año próximo. Y, por fin, como consecuencia de esa estrategia, la desconfianza de los capitales extranjeros ha aumentado, y a la primera devaluación del franco le seguirá otra, posiblemente antes de finales de año".

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Ante la pregunta sobre el futuro, este empresario contesta: "Tenemos una mayoría de diputados en la Asamblea que son ideólogos totalmente ignorantes en materia económica. Por ell6, el resultado de la experiencia socialista para Francia será una catástrofe económica y financiera. Las nacionalizaciones inútiles y costosas para el país (45.000 millones de francos, unos 765.000 millones de pesetas, a pagar a sus accionistas) se convertirán en burocracias y no en motores de la actividad. La economía no se crea con decretos. Y todas las medidas sociales, como las 35 horas de trabajo semanal, serán imposibles o ruinosas si no se realizan en los demás países europeos". ,

"Radicalización marxista"

¿Cómo ve usted a Mitterrand en la presidencia y su política de libertades? "Mitterrand nos ha decepcionado, ha perdido imagen. Lo único que le importa es estar en el Elíseo, llegar al final de su septenio, y para esto tendrá que plegarse a los comunistas y a los socialistas más sectarios. Esto nos llevará a la radicalización marxista. Por eso nos inquieta la política de libertades. La supresión de la pena de muerte es una debilidad. El terrorismo también es consecuencia de lo mismo. La magistratura, que ya se manifestaba débil con el poder anterior, ahora lo es más aún. Y por añadidura, tenemos un Ejército quemado, que ya no es una fuerza, como en España por ejemplo".

El secretario general de la Cámara de Comercio de Lyon afirma que "en Francia, las empresas son legitimistas, y no le harán la contra sistemáticamente a la política del Gobierno". Pero "los patronos están muy inquietos a la vista de ciertas orientaciones de la estrategia económica oficial. Nos sentimos incomprendidos, y por ello estamos un poco a la defensiva y no se invierte. Otro punto capital lo representan los nuevos derechos de los trabajadores en las empresas, que pueden conducir a una politización peligrosa del trabajo. A pesar de todo, por poco que hiciera el Gobierno, estimo que el clima actual de desconfianza podría modificarse favorablemente para todos. Yo confío, por ejemplo, en ministros como el de Economía, Delors, y el de Industria, Jean Pierre Chevenement".

¿Qué va a ocurrir con el sector nacionalizado que la izquierda justifica como el motor de la actividad económica? Esta es la gran incógnita al inicio del segundo año de la economía del poder socialista. Durante los últimos doce meses se han legislado esas nacionalizaciones. "Y sólo la experiencia dirá la última palabra sobre su oportunidad", estima la inmensa mayoría de los especialistas, empezando por los que son sensibles al mitterrandismo.

Cambio de naturaleza

Jean Serise, economista relevante en Francia, que fue colaborador del expresidente Valéry Giscard d'Estaing, valorado en los diversos medios ideológicos, autor reciente de un libro, Defensa de la razón política, muy apreciado por toda la crítica, opina: "No nos equivoquemos. La economía francesa acaba de cambiar de naturaleza. Somos la única nación occidental en la que el sistema bancario se ha nacionalizado casi completamente, y en la que la tercera parte de la cifra de negocios industriales procede del sector público. Ya no nos parecemos a los otros grandes países libres. Nuestro futuro más probable se situará a medio camino entre Alemania del Oeste y Checoslovaquia. Eso no es brillante.

Para evitarlo (y esto es posible) habrá que luchar contra la burocratización enmascarada, contra la degradación de la productividad, y favorecer una auténtica competencia. Habrá que imaginar soluciones originales, sin modelo en otros lugares. Esto será difícil. Los socialistas tendrán una gran responsabilidad: poco a poco se reúnen las condiciones para convertimos en una sociedad gris, burocrática, inmóvil, ni revolucionaria ni reformista. La estatalización conduce a eso. Y la sociedad no es socialista, como nos lo dicen los mismos socialistas".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_