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Un 'rolling stone' en Madrid

Un rolling stone en Madrid. Bien es cierto que de los menos notados y simplemente en viaje promocional de su último disco en solitario. Pero algo es algo y sirve para abrir boca cara a la futura presentación de los monstruos en algún coliseo futbolístico, allá por el Mundial. Bill Wyman es el bajista del grupo, un hombre reducido, menos feo al natural que en fotografía, educado, amable, humorado. Nadie diría que es un stone y, sin embargo, lleva veinte años de mito a cuestas con una impasibilidad que la conferencia de Prensa a que fue sometido en un céntrico hotel madrileño no consiguió enturbiar.

La tal conferencia comenzó de manera algo confusa y con defectos de sonido. Wyman se mostró encantado de encontrarse en España al cabo de quince años, sólo, para que alguien le recordara que los Stones tocaron en Barcelona en 1975. "¡Ah! !Pero aquello no es Madrid!", aseguró Bill, totalmente ajeno a la herida autonómica que acababa de arañar. Todavía en el seno del caos afirmó que "me encuentro más joven cuando no estoy con los Stones", momento en el cual se le preguntó por el bien guardado secreto de su edad. "Soy mayor que Mick Jagger y más joven que mi madre", respondería el stone, fiel seguidor del método de aproximación indirecta (así, en confianza, puede afirmarse que Bill ya nunca cumplirá los cuarenta). Siguiendo con el tema de la edad y frente a la antigua opinión de Nick Cohn, quien escribió que si Jagger fuera decente debería haberse muerto a los treinta años, Wyman dijo que "los Stones de que gente en sus cuarenta puee seguir haciendo rock and roll y que "el grupo sigue aprendiendo y revolucionando"Hubo momentos divertidos, como cuando el encendido admirador televisivo de la ministra de Cultura (mariscal, almirante o subteniente, tanto da) le preguntó si él era el stone que más discos vendía en solitario, sólo para obtener,esta rotunda aclaración: "Que yo sepa, soy el único que graba fuera del grupo". O cuando otro le inquirio sobre qué fotografía suya le gustaba, y él dijo que "una que tengo meando en un garaje". También afirmó que para la gira europea de este verano "me estoy cuidando mucho, como Mick Jagger, que hace footing. Yo tomo té por las mañanas y fumo menos cigarrillos". También fue gracioso cuando aseguró que su vida privada era "muy corriente, aunque ahora acabo de trasladarme a vivir a Londres, porque la Costa Azul es muy bonita pero se encuentra al margen de todas las innovaciones en música, arte, cine y demás".

En algunas ocasiones se quedaba con el personal, como cuando explicó que "si Jagger se fuera, tendríamos que trabajar más duro y buscar un nuevo solista. Al fin y al cabo, el sólo canta. Fue una pena que no mantuviera el tipo y añadiera luego: "no, en realidad, si uno de los cuatro (Richards, Watts, Jagger o él mismo) dejara el grupo, este no podría seguir existiendo. Cada uno por separado no somos grandes músicos, pero juntos hemos creado una magia especial que es irrepetible".

Y con ello entramos en la parte seria de las manifestaciones. Sobre la guerra: "Trato de no pensar en ella. Es algo lamentable. Inglaterra, siempre ha sido una nación muy pacífica, y todo esto es una lástima. Sobre el dinero: "Los ingresos por actuaciones se reparten equitativamente entre los cuatro. Ronnie Wood (segundo guitarra) es un asalariado. Muy, muy bien pagado, pero a sueldo". Sobre la creatividad en los Stones: "Yo allí no tengo mucho que aportar, excepto mi instrumento. Por eso busco la oportunidad de hacer algo más en mis discos personales". Sobre los fans: "Desconozco sus motivaciones. Yo nunca he visto un concierto de los Rolling Stones ni he escuchado ninguno de sus discos con la frescura y distancia de alguien que está fuera. Lo único que podemos hacer es mejorar constantemente". Y ya como estrambote, despidiéndose entre flashes tardíos, dijo: "No, no me arrepiento de nada de lo que he hecho". Afortunado mortal.

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