Pueblanueva del Conde, el pueblo ficticio de 'Los gozos y las sombras', tiene identidad real en varios lugares de Galicia
Pueblanueva del Conde, la villa apócrifa que Torrente Ballester imaginó en algún punto de las rías gallegas como escenario de su trilogía Los gozos y las sombras, tiene señas de identidad geográficas desde que comenzó a emitirse en televisión la adaptación cinematográfica seriada que dirige Rafael Moreno Alba y supervisa el propio autor. Las imágenes de esta ficción, que sucede desde 1934 a 1936, se rodaron en la ría de Pontevedra, especialmente en la villa de Bueu, en Pontevedra y en Marín.
Bueu le presta a la novela puesta en imágenes, el puerto, la plaza del pescado, el pazo de Santa Cruz que es la casa de Juan Aldán. La ensenada de Bueu forma dentro de la ría de Pontevedra un amplio seno tapizado de playas y dominado por el monte Leboreiro. Hasta entrado el siglo, el puerto sólo tenía un estrecho muelle de madera y estaba abierto al Norte dominante, sin otro resguardo que las estribaciones del alto de Poio, en la otra margen de la ría. Para acceder al puerto hay que salvar el imponente bajo del Cabalo de Bueu.El año en que Carlos Deza, el médico de locos, llega a Pueblanueva, Bueu tenía 9.000 habitantes, tres fábricas de salazón, tres de conservas, casino, una farmacia y cuatro médicos. Hasta finales de siglo son extremas las dificultades de comunicación por tierra de Bueu. Los veinte kilómetros que la separaban de Pontevedra eran un azar sobre la antigua estrada real, de accidentado firme. Otro camino hacia Cangas, en la ría de Vigo, se consideraba aún más intransitable. Su mejor puerta para el comercio y el transporte era, sin duda, la del mar y, a través de ella, la pesca artesanal se convertiría en industria en breve plazo. Emigraciones de empresarios y comerciantes catalanes, en 1750 y años anteriores a la invasión francesa, establecieron la conserva industrial, al tiempo que un nuevo circuito comercial que proveía peix salat al Mediterráneo valenciano y catalán, desabastecido por las guerras de mediados del XVIII que acabaron con el tráfico inglés.
Apenas ocho kilómetros separan al pazo de Santa Cruz, que sirve de mansión decadente de los Aldán, en el municipio de Bueu, de la Torre de Aldán que es, en imágenes, el solar del médico de locos. También pertenecen a la geografía de la península, del Morrazo (la lengua de tierra que separa las rías de Vigo y Pontevedra), las secuencias de los accesos al pazo de Carlos Deza, rodadas entre las playas de Mogor y Portocelo, en un camino adoselado por robles y tejos con el adorno de bionías, cistos, endrinos, hidra, salicarias y algún acebo.
Una colina entre dos ríos
El nombre de Bueu (del gallego Boedo, Junquera), jamás citado en Los gozos y las sombras, parece sin duda una de las claves de esta crónica de la agonía de las últimas familias rentistas. La caída de las rentas agrarias, el despegue de las pesquerías y de la industria conservadora y las remesas de los primeros emigrantes de América, son el último cerco de estos gatopardos remotos. Si resisten en el primer tercio de siglo, más allá del epitafio que les hace Valle-Inclán cuando la derrota carlista, es gracias al aislamiento extremo de Galicia. Pero las relaciones clientelares ya obedecían al dictado de la industria de la pesca, que aún conserva una leyenda de sometimiento sexual al empleador.Sin embargo, el decorado de piedras, torres, calles enlosadas y porticadas, la puesta en escena del medio urbano de Pueblanueva, se ha resuelto en Pontevedra, la ciudad con más blasones por habitante del mundo, según un cronista local.
En la novela, Pueblanueva se le anuncia a Carlos Deza como "envuelta en lluvia menuda y gris, irguiéndose en una colina entre dos ríos. El de la derecha, limpio; el de la izquierda, sucio de escoria. Se juntaban y prolongaban en la ría, cada vez más ancha". En efecto, Pontevedra se levanta entre los ríos Lerez y Tomeza y conserva las ruinas del castillo de Fernán Pérez, el más nombrado de la casa de los Churruchaos, que asesinó al arzobispo de Santiago "por celos dunha madama", según la copla. Del rico paisaje urbano pontevedrés también han elegido los realizadores de esta adaptación al cine de Los gozos y las sombras, el pazo de doña Mariana, algún rincón de la plaza de la Leña -en la que también vivió ValleInclán-, la fuente de la Ferreiria, la de la Peregrina y la plaza de la Verdura.
Las secuencias de Santa María de la Plata están hechas sobre el escenario de la basílica pontevedresa de Santa María la Grande, también llamada Santa María dos Pescadores, en cuya construcción el Gremio de Mareantes se gastó más de 30.000 ducados en tiempos de Felipe Il. Otros retazos de, la trilogía de Torrente se pueden ubicar a lo largo de la Galicia atlántica. El sarcófago "levantado sobre dos jabalíes de piedra", escenificado en el presbiterio de Santa María de la Plata, es trasunto del de Fernán Pérez de Andrade o Bo, que se encuentra en Betanzos. El sarcófago en granito se levanta de hecho sobre un jabalí y un oso, los dos animales totérnicos de la casa de Andrade, rival de la de Deza o Churruchaos en la Galicia del siglo XV.
Pero tanto en-la Pueblanueva de Los gozos y las sombras, como en Castroforte del Baralla de La saga fuga de JB, es evidente la deliberada ambigüedad de las referencias geográficas.
Pueblanueva se sitúa a un paso de La Coruña, aunque la mayor parte de sus señas de identidad se acercan a Pontevedra; la irresistible ascensión de los nuevos caciques parece una caricatura de los conserveros de origen catalán asentados en las rías bajas.
El casino es, sin duda, la pieza urbana más generalmente identificable en las novelas de escenario gallego de Torrente. El general Franco anatemizaba en un discurso de 1938 "la murmuración y el despecho de las despreciables tertulias que presidieron en casinos y en corrillos el proceso de nuestra decadencia". Torrente describe un casino provinciano que, en Pueblanueva o Castroforte, es el centro mismo del poder, tanto si se trata de adquirir tierras como de pactar el destino que más conviene en cada momento a los habitantes del planeta local. Orestes Deza, que nunca quiso salvar nada, comprende allí que regresar a Argos ha sido una fatalidad.
Los gozos y las sombras se emite hoy a las 22.50 por la primera cadena de Televisión Española.
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