Ahora, más que nunca, contra ETA
( ... ) Hay, con todo, aspectos que corresponde cuidar al Gobierno y a las fuerzas políticas. En esta lucha total ya no se puede andar con contemplaciones. Por supuesto, hay que reforzar la vigilancia, cuya insuficiencia, en el caso que comentamos, ha escandalizado unánimemente, y hay que extremar lasoperaciones policiales sin tregua, pero también hay que ir a la retaguardia del terrorismo y borrar, en nombre de la libertad, la seguridad de los ciudadanos y la democracia, toda organización que, de forma clara o encubierta, haga el juego a los enemigos de España. Los escrúpulos en este punto son suicidas. Basta con la aplicación de las leyes en vigor, ordinarias o excepcionales. Y hay que pasar por encima de los puristas de la democracia que la entienden como una convivencia en libertad, sí, pero indefensa, incapaz de replicar al terrorismo con la fortaleza suficiente como para acabar con él y que ya han empezado a protestar contra la petición de colaboración ciudadana que ha hecho el Gobierno.Por último, una alusión necesaria a las relaciones españolas con Francia. Somos partidarios de los buenos oficios, de la diplomacia hasta el cansancio. Pero estamos cansados de que Francia sirva de refugio y catapulta a los asesinos de ETA. Hemos aguantado demasiado y nos hemos cargado de razón. Hora es de plantear al Elíseo la alternativa de la amistad con todas sus consecuencias o la enemistad con todos sus problemas.
20 de abril
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