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Los efectivos militares destacados en la frontera con Francia fueron retirados hace meses

La nueva cooperación de las Fuerzas Armadas con las de Seguridad del Estado en la lucha contra el terrorismo implicará con toda seguridad la puesta en marcha de un servicio de vigilancia mucho más amplio que el adoptado el pasado año, y que no ha ofrecido resultados concretos. Según pudo saber ayer EL PAIS, los 4.000 hombres que envió el Ejército en marzo de 1981 al País Vasco con objeto de "impermeabilizar la zona fronteriza con Francia" han sido relevados en los últimos meses. Sin embargo, varias dotaciones de la Armada continúan realizando labores de vigilancia marítima.Cuando en marzo de 1981 el Gobierno decidió reforzar las fronteras vasco-navarras con la presencia del Ejército, se trasladaron cuatro batallones -Legazpia, Montejurra, Gravelinas y Gerona- compuestos por 4.000 hombres, junto a miembros de las Compañías de Operaciones Especiales del Ejército. Un año después, se puede decir -según reconocieron fuentes oficiales- que los mencionados refuerzos militares ya no se encuentran en el territorio autónomo. Aunque el Gobiemo señaló en su día, al dar a conocer las medidas especiales de lucha contra el terrorisirio, que el mencionado plan había sido concebido para aplicarlo en un largo período de tiempo, lo cierto es que en los últimos meses los militares enviados especialmente habían abandonado el Pirineo vasco-navarro.

En la actualidad las funciones de vigilancia y rastreo de las zonas consideradas como clave a efectos de posible filtración de elementos o grupos armados están siendo cubiertas por las fuerzas de ia Guardia Civil, que se están valiendo de un despliegue mucho menos espectacular que el protagonizando por el Ejército.

Sin embargci, las unidades de la Armada continúan vigilando la zona costera vasca. Tres dragaminas, Turia, Miño y Gil, dos guardacostas, Almirante Bonifaz y Cadarso, y la fragata Yánez Pinzón, han permanecido permanentemente en el País Vasco desde que el Gobiemo decidió el reforzarniento policial con la presencia del Ejército.

De hecho, la labor de rastreo marítimo ha sido considerada de "capital importancia" por las autoridades gubernativas. Ya en el verano de 1980 la Armada patrulló diariamente en la cala Basordas, ante la posibilidad de que ETA protagonizase un atentado contra la central nuclear de Lemóniz. Fue en octubre de 1981 cuando la organización terrorista actuó contra un destructor de la marina de guerra que estaba dragado en el puerto de Santander.

Aunque los pescadores vascos aseguran que la presencia de las dotaciones de la Armada no es notoria como el pasado año, fuentes oficiales confimaron a este periódico que la vigilancia militar en las zonas costeras ha permanecido, de modo oficial, desde marzo de 1981. La presencia del Ejército por tierra y mar en el territorio autónomo, aunque no ha ofrecido resultados concretos en la lucha antiterrorista, ha provocado serias tensiones en diversos sectores políticos vascos.

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