La seguridad para los pilotos se aleja de los circuitos
Las medidas de seguridad, indispensables en un deporte en el que el riesgo de la vida forma parte importante del mismo, ya no son objetivos prioritarios en los circuitos que forman el calendario mundial de la Fórmula 1. El enorme costo que implican estas medidas retrae a muchos organizadores y, los que son capaces de asumirlas, deben repecutirlas después en los precios de las entradas, con la consiguiente respuesta negativa por parte del público. Los circuitos urbanos, carentes de las medidas de seguridad que se exigen a algunos circuitos, son, sin embargo, la alternativa de éstos, por poder reunir un número muy superior de espectadores.
Durante algún tiempo, los pilotos exigieron más y más medidas de seguridad. Coincidió esta época con el esplendor del brasileño Emerson Fittipaldi quien, con la fuerza que le daba su peso deportivo -dos veces campeón del mundo-, exigió el incremento de medidas de seguridad que él consideraba indispensables y de las que muchísimos circuitos carecían.La fuerza de Fittipaldi, sin embargo, solamente sirvió de forma parcial y frente a los organizadores menos poderosos. Pero, al menos, sirvió para iniciar un camino que después siguieron otros pilotos y, más tarde, la Federación Internacional. La Federación Internacional inició una dura batalla contra algunos organizadores aunque, siempre contra los más débiles, mientras jamás quiso molestar a los poderosos. Esta batalla por la seguridad coincidió con su enfrentamiento con Bernie Ecclestone y la organización que controla la Fórmula 1, para ceder en su presión coincidiendo también con la victoria del británico en su lucha particular por el poder total.
El dinero contra la seguridad
Desde que, al principio del pasado año, se firmaron los Pactos de la Concordia y la Federación Internacional cedió casi por completo a las pretensiones de Ecclestone, las medidas de seguridad quedaron en un segundo plano frente a los intereses económicos. Los circuitos son caros de construir, caros de mantener -lo que repercute en el precio de las entradas- y, además, están lejos de las grandes ciudades, por lo que exigen largos, aburridos y también caros desplazamientos para los espectadores. Esto ha supuesto, en los últimos tiempos, un importante retraimiento por parte del público, lo que pone en peligro la Fórmula 1.Para compensarlo, Bernie Ecclestone se ha decidido por los circuitos no permanentes. Instalados provisionalemente para las carreras en las calles de las ciudades, sus medidas de seguridad son casi inexistentes, pero eso solamente puede representar un peligro para los pilotos. Y eso parece no importar demasiado hoy día.
El circuito urbano de Montecarlo tiene, como casi única medida de seguridad, el hecho de que el promedio de velocidad de los monoplazas de Fórmula 1 no es demasiado elevado. Pero, pese a ello, solamente la fortuna ha evitado graves accidentes en los que, al no haber zona de escape, habrían quedado envuelto pilotos y espectadores con un saldo posiblemente dramático.
Montecarlo, sin embargo, sigue siendo una de las carreras clásicas del calendario mundial de Fórmula 1. Pero, si antes era una excepción, ahora se ha convertido en un circuito urbano más de los muchos en los que se disputan las carreras de Fórmula 1. La ciudad de Long Beach o de Detroit, o el aparcamiento del hotel Cesar Palace de Las Vegas, todas ellas en Estados Unidos, son en la actualidad escenarios de las competiciones automovilísticas más espectaculares del mundo. No tienen, claro está, medidas de seguridad, pero, a cambio, los espectadores pueden llegar al improvisado circuito en metro, en autobús o a pie, y eso aumenta considerablemente la cifra de público asistente.
Descalificación en el Gran Premio de Brasil
Nelson Piquet, piloto brasileño de Fórmula 1, y Keke Rosberg, de nacionalidad australiana, han sido descalificados como ganador y segundo del Gran Premio de Brasil, celebrado el pasado 21 de marzo. El tribunal de apelación de la Federación Internacional de Automovilismo estimó que sus bólidos, Brabham y Williams respectivamente, no se ajustaban al reglamento en lo concerniente al peso mínimo de 580 kilos. Esta decisión fue adoptada después de la reclamación efectuada por las federaciones italiana y francesa, en representación de las marcas Ferrari y Renault. De esta manera, el primer puesto del Gran Premio de Brasil lo ocupa el francés Alan Proust, con Renault, seguido del británico John Watson, con Mclaren. Igualmente, Alain Prost pasa a ocupar la primera plaza en la clasificación del campeonato del mundo. La denuncia de Renault y Ferrari estuvo motivada por la inclusión de agua en los circuitos de frenado de los bólidos.
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