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Desmoralización de la clase política vasca

La inquietud reflejada en los comunicados de condena que han venido realizando los partidos democráticos vascos a la hora de rechazar cualquier acción terrorista se unía ayer a la sensación de cansancio e impotencia para analizar, una vez más, el nuevo rumbo de la campaña de ETA Militar.Cuando ya se ha dicho casi todo acerca de la espiral de violencia que sufre el País Vasco y los partidos políticos han gastado todos los calificativos que figuran en el diccionario para condenar las acciones terroristas, una sensación de pesimismo invadía ayer a la mayoría de los representantes del espectro político vasco.

Más allá de las reiteradas manifestaciones de rechazo reinaba el más profundo silencio. "Nada nuevo que ofrecer desde el punto de vista racional a un fenómeno como es el de ETA Militar, tan descaradamente irracional", comentaba a EL PAÍS un cualificado portavoz del sector menos radical de la izquierda nacionalista.

Después de la fuerte campaña de hostigamiento al Ejército que protagonizaron el pasado año, inmediatamente antes e inmediatamente después del intento de golpe de Estado, la central nuclear de Lemóniz ha sido la única razón de existir de los milis. Si bien es cierto que -los ataques a la empresa Iberduero no han sido espectaculares, aunque sí importantes, cabe destacar que desde que se ha producido el acuerdo entre el Gobierno vasco y el Gobierno central acerca del control público de Lemóniz, las actividades terroristas en este sentido se han hecho menos frecuentes. Y aunque por primera vez no habla de independencia ni de autodeterminación, ETAm da un plazo para que las fuerzas de seguridad abandonen el País Vasco, que coincide con el desenlace del juicio contra los encausados en el 23-F.

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