Manuel Azpilicueta ha presentado su dimisión como presidente de Bankunión
Manuel Azpilicueta, actual presidente de Bankunión, ha presentado su dimisión en el cargo a los representantes del Banco Hispano Americano, que es desde el pasado martes titular del 48% de las acciones de aquella entidad. Para dirigir la gestión de Bankunión ha sido designado José Maria Loizaga, anterior consejero-director general del banco Hispano Industrial, quien probablemente asumirá el cargo de consejero-delegado en Bankunión. La presidencia de la entidad pudiera quedar vacante temporalmente después de la junta.
No obstante la junta general de accionistas de Bankunión, convocada para el próximo domingo 18 de abril en Barcelona, será presidida por Azpilicueta, quien a partir de ese momento intentará que se haga efectiva su solicitud de relevo.Manuel Azpilicueta llegó a la vicepresidencia ejecutiva de Bankunión en 1.979 desde la vicepresidencia del Instituto Nacional de Industria (INI), a petición del entonces presidente de la entidad, José Ferrer Bonsoms, quien, según versiones del sector bancario, buscaba un hombre de prestigio que pudiese resultar interlocutor válido en las negociaciones con el Banco de España, que en aquellos momentos se estaban desarrollando como consecuencia de la absorción del antiguo Banco de Gredos.
La entrada en Bankunión de Azpilicueta fue interpretada en medios financieros como el primer paso del Banco de España para intentar establecer un discreto control sobre la gestión de la entidad, que ya empezaba a presentar problemas. Sin embargo el propio Azpilicueta desmintió en diversas ocasiones estos rumores y señaló que en su contratación no había intervenido el Banco de España, e incluso que las ayudas que la entidad emisora estaba prestando a Bankunión eran tan sólo para sanear el banco de Gredos, cuya situación era bastante mas comprometida de lo que en un principio se había estimado.
La configuración del activo de Bankunión, con un importante número de empresas participadas, y unas inversiones a muy largo plazo, como era el caso de las autopistas, acabaron por decidir tanto a los principales accionistas del banco, como a las autoridades monetarias, que la mejor solución posible era su venta a uno de los grandes bancos.
Así fue planteado por las autoridades a la gran banca, y se obtuvieron respuestas de cuatro entidades: el Hispano, a quien le fue finalmente adjudicado; el Bilbao, que mantuvo su interés por Bankunión hasta el último momento, e incluso reconsideró su oferta inicial; el Vizcaya, que al parecer acudió por puro compromiso; y por último el Central, quien desmintió que hubiese tomado parte en la licitación, lo que no habría sido obstáculo, según fuentes del sector, para que hubiera aceptado como buenas las condiciones iniciales que proponía el Fondo de Garantía de Depósitos, y que hasta el último momento tuviese posibilidades de haber pujado en la compra.
La novedad de la operación estriba en el hecho de que no se le conceden ayudas directas al comprador, el Hispano en este caso, para el saneamiento del banco. Sin embargo se le "compran" activos de difícil materialización, o escasa rentabilidad en la actualidad, por valor de 38.000 millones de pesetas, lo que a su vez representa una inyección de liquidez lo suficientemente importante como para pensar en que el reflotamiento de Bankunión se pueda realizar en un plazo razonablemente breve de tiempo.
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