En espera del regreso de las vacaciones
La primera conclusión que se puede extraer del desarrollo de las dos sesiones bursátiles que compusieron este cielo, es que la semana resultó demasiado corta. Las dudas que hasta última hora de las reuniones del martes se mantuvieron sobre la posibilidad de que hoy, jueves, fuese considerado día hábil a efectos bursátiles, descompuso la estrategia de numerosos especialistas que contaban con este día como último de la serie vacacional y, por tanto, esperaban acentuar las mejoras en las sesiones de ayer miércoles.Quebradas estas estrategias iniciales, las reuniones de ayer resultaron poco significativas, ya que ni la demanda continuó actuando, ni la oferta, un tanto desorientada, fue capaz de incidir con fuerza sobre los precios de las acciones que se contrataban. El despiste de Telefónica, que cedió un punto en el mercado madrileño, que supuso a este valor perder el 70%, fue la principal causa del retroceso que experimentó el índice general de la Bolsa de Madrid. Esta tesis, avanzada por algunos especialistas, la avalaría el hecho de que los índices de Bilbao y Barcelona ganaron algunas posiciones, mientras que el de Valencia repitió.
Por lo demás, el mercado apenas apuntó comportamientos fuera de los previsto. Los bancos cedieron en sus intentos de acelerar la mejora en sus cotizaciones, a pesar de que sus saldos vendedores no experimentaron incrementos excesivamente estruendosos. Incluso Popular y Santander arrojaban unas pequeñas diferencias entre el número de títulos puestos a la venta, y los compradores en favor de estos últimos -1.474 acciones el primero y 424 el banco montañés-, aunque la prudencia les aconsejó no forzar la máquina de las subidas, y el Santander se conformó con una discreta repetición, mientras el Popular ganaba dos enteros, en uno de sus clásicos trances de respeto estricto de las posiciones del mercado.
El resto de las entidades del grupo bancario presentaban unos discretos saldos vendedores, 3.058 acciones el Bilbao, 2.412 el Central, 17.868 el Banesto, 4.644 el Hispano, y 1.182 el Vizcaya, y, ante ellos, optaron por la solución menos comprometida; esto es, repetir en bloque y esperar a que la vuelta de las vacaciones termine por definir una tendencia que los más optimistas se empeñan en considerar con claras posibilidades de mantener el sesgo positivo.
La firmeza de Iberduero y la indecisión de los gestores de las principales carteras a la hora de realizar las exiguas plusvalías generadas en las últimas reuniones, constituyen el soporte en que se basan los análisis de quienes apuestan por una evolución discretamente positiva de las bolsas españolas en un futuro inmediato.
Sin embargo, la clave de la trayectoria bursátil de las próximas reuniones queda, una vez más, en manos de los responsables de los valores bancarios. Iberduero, aparentemente tiene ya poco camino por recorrer; su proximidad a las cotizaciones de los valores punteros de su grupo es cada vez más evidente y no es de esperar que vaya a contar con facilidades para rebasarlos.
Por otra parte, los sectores de construcción e industriales carecen de la pujanza necesaria para determinar el signo de las reuniones y, como las eléctricas se rigen por los criterios estrictos de rentabilidad competitiva con el resto de los activos financieros del mercado, sólo los bancos cuentan con la posibilidad de redefinir la trayectoria bursátil para las próximas reuniones.
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