Los abogados
Por algún sitio, no sé, algo, por algún lado, alguien tenía que ser, y han sido los abogados jóvenes, que así se hacen llamar, a lo que veo, los abogados jóvenes se dirigen a la sociedad española, mediante página completa de publicidad pagada, en la Prensa, para decirnos lo que pasa y lo que les pasa."El II Congreso de Abogados Jóvenes, reunido en Madrid los días 18 al 21 de marzo de 1982, ha adoptado las resoluciones siguientes: Rechazar la forma de aprobación del Estatuto General de la Abogacía (proyecto), que, siendo una norma de vital importancia para todos los abogados, no ha sido difundido; tampoco se ha dejado oír la voz de la inmensa mayoría de los colegiados de España". Bueno, pues no hacen más que empezar. Todo lo que dicen, piden, denuncian, explican, exigen, es hermoso, justo, progresista y bizarro, pero a uno le ha consolado -a tales extremos estamos llegando-, sobre todo, la mera existencia de la papela, el que al fin un colectivo, un gremio intelectual, profesional, un nudo de españoles, alguien, algo, se manifieste grupalmente, democráticamente, inequívocamente, en este momento de acollonamiento casi ecológi co en que sólo la Prensa, una y otra Prensa, dice sus verdades cada una las suyas, o sus mentiras desestabilizadoras, pero audaces, mientras el personal calla, pasa duda, espera y muere porque no muere. "Solicitar que se incluya como causa de separación en el Código Civil la cesación del afecto conyugal, incluso a instancia de una sola de las partes". Esto es arrancar el sacramento de la ritualización e insertarlo en la realidad de la verdad de la vida.
Laboral: "Llevar nuestra enérgica protesta por el incumplimiento de la Administración del Estado en el pago de los salarios de trámite a que es condenada en los procesos de despido". Mujer trabajadora: "Considerar nulas las diferencias salariales en razón del sexo". Piquetes de huelga: "Reafirmar la plena legalidad de los piquetes". Penal: "Los Abogados Jóvenes del Estado español manifiestan su preocupación por el deterioro que padece la administración de justicia penal". Terminan su manifiesto, que es muy largo y muy abultado de verdades, afirmando que "no pueden permanecer callados ante el retroceso de las libertades y de las garantías jurídicas de los derechos ciudadanos". Yo le prometo a usted, desocupado lector, que, desde los párrafos punta de la Constitución y desde los programas de algunos partidos de izquierda no se había escrito, divulgado ni leído -¿leído?- en España nada tan adelantado, decidido, contestativo, democrático, progresista, constitucional, renovador y justo como este manifiesto de los abogados jóvenes, que es, aparte otras cosas más importantes, una alta, digna, culta y lúcida respuesta a los manifiestos de otros jóvenes profesionales, encuadrados en centurias (cuando menos, centurias numéricas, "Manifiesto de los cien"), fanatismos zonales e ignorancias generacionales. No entiendo que la Prensa liberal, constitucional, transicional, progresista y hasta socialista repercuta en cascada los tristes tropos de otros colectivos juveniles e ignore este documento que nos salva, siquiera moralmente. La profesión jurídica, tan injustamente descalificada a veces (incluso la facultad de Derecho se tiene por la más conservadora, en Madrid), muestra en este manifiesto, nacido el dia de la primavera, unos renuevos profesionales y vitales que nos garantizan y legitiman a todos. El Derecho también tiene sus Saint Loup civiles que están por Dreyfus y no por Tejero.
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