Los cotos trucheros limitan el número de capturas

Los cotos de pesca referidos a la trucha, especie que justifica la presencia de los mismos, no garantizan pescar más que en los tramos libres. Pocas veces son rentables para el buen pescador. Para pescar en un coto hay que pagar determinada cantidad, está muy limitado el número de capturas y, además, no en todos se pueden emplear los cebos que se prefiera en cada momento.Actualmente hay más de setecientos cotos trucheros en España. Nacieron como una necesidad par a proteger una especie muy perseguida en los lugares de fácil acceso. Coto no significa, por tanto, el lugar por excelencia para pescar -hay sus excepciones-, sino aquel que precisa de una reglamentación especial para preservar a la trucha de una excesiva presión por parte de los pescadores. En ocasiones, esporádicas repoblaciones justifican que se siga cobrando un permiso para pescar en el coto.

El precio de un permiso oscila según la categoría del coto, aunque a veces no corresponde a lo que se paga. Suele ir desde las setenta pesetas, hasta las casi mil. Lo normal es que se permita sacar un máximo de diez o doce truchas, cuando en los tramos no acotados el cupo de piezas es de veinte. Otro de los aspectos que caracterizan a los cotos es que no en todos se permite la libre utilización de cebos. No resulta consecuente que si el cupo se establece de acuerdo con las posibilidades de cada río, se oblige al pescador a sacar las truchas con un cebo determinado, cuando paia la explotación de cada tramo resulta indiferente que se pesque con lombriz, saltamontes, mosca o cucharilla.

Una de las ventajas aparentes de los cotos es la de pescar en solitario.

En la provincia de Madrid hay diez cotos trucheros. La mayor parte de ellos se encuentran en el río Lozoya. También hay en el embalse de El Villar y los ríos Madarquillos, Jarama, Manzanares y Cofio.