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Las grandes empresas de servicios trasladan a sus clientes los gastos por domiciliación de recibos

Las empresas con millones de clientes (Telefónica y eléctricas) han empezado a anotar en sus cuentas de explotación el cobro de servicios bancarios por domiciación de recibos, que este año les supondrá varios miles de millones de pesetas. En principio, el acuerdo con la banca preveía el pago de ocho pesetas por factura desde el pasado primero de septiembre, totalmente a cargo de la empresa y con la posibilidad de subir este año a dieciseis. Pero se observa la tendencia a repercutir dicha cantidad en el público, al margen de que las entidades financieras traten de cobrar a sus depositantes.

Concretamente, Telefónica, que tiene casi ocho millones de abonados, ha incluido en sus presupuestos para 1982 un nuevo concepto, dentro de los gastos extraordinarios: 714 millones de pesetas para pagar las citadas comisiones bancarias. En total, prevé pagar por 51 millones de recibos (los de esta compañía son bimestrales), de ellos un 10% procedentes de devoluciones (es decir, que cuentan dos veces). El precio medio estimado por unidad es de catorce pesetas, no se sabe si porque espera un próximo incremento de las ocho actuales o para resarcirse de los gastos de septiembre a diciembre pasados.Debido al sistema de revisión de tarifas telefónicas (previsión de gastos menos previsión de ingresos igual a necesidades de incremento de recaudación), los 714 millones de pesetas fueron tenidos en cuenta por el Gobierno al autorizar la subida que entró en vigor el pasado mes, según medios informados. Ello quiere decir que los abonados pagarán todo o parte, pues nunca se saben los conceptos de gastos ten¡dos en cuenta para decidir la subida, no justificada públicamente ni por el Gobierno ni por la Compañía.

Las otras grandes facturadoras de recibos, las empresas eléctricas, con el doble de clientes que Telefónica, también tienen sus precios controlados por la Administración. Según fuentes oficiosas, en la petición de subida atendida a principios de año no eran citados explicitamente tales gastos, pero es de suponer que estuvieran absorbidos en algún apartado de los gastos generales. Antonio García de Pablos, presidente de la organización de consumidores ACUDE, ha coincidido en la misma apreciación, aunque recordó que no fue llamado para participar en el informe de dicha revisión.

Precio insuficiente

Las ocho pesetas acordadas inicialmente por recibo entre las citadas empresas y la Asociación Española de la Banca Privada (AEB) son consideradas insuficientes por ésta. Según medios bancarios, casi no cubre los gastos de correo necesarios para enviar al cliente el recibo. No obstante, AEB tiene la esperanza de llegar este año a las dieciseis pesetas, una vez que Telefónica y eléctricas pasen a los bancos las cintas magnéticas que les permitan emitir totalmente los recibos. Una comisión conjunta trabaja en el asunto.

El proyecto concretado el pasado año por AEB para cobrar todo tipo de servicios bancarios preveía la negociación del precio con los grandes emisores. Para el resto, fue fijado, aparte de gastos de correo, entre: 20 y 60 pesetas pesetas, en función de si se cumplen o no los requisitos de envio normalizado, sobre el propio banco y con soporte magnético. En caso de remesas para otros bancos, el precio sería de 40 pesetas (normalizados con soporte magnético), 80 (sin soporte), 100 (sin normalizar pero soporte) o 120 pesetas (para los demás). En cualquier caso, querían cobrarse gastos de correo.

En medios bancarios se mantiene la opinión de que el cobro de recibos ahorra los gastos de cobradores a las empresas emisoras, por lo que éstas deben afrontar al menos el coste del servicio si no es repercutido al público.

Las organizaciones de consumidores, por su parte, se oponen al pago por parte del público, pero temen también que las empresas acaben repercutiéndolo totalmente en sus clientes. El presidente de ACUDE agregó que existe también el peligro de aceptar sobrecargos en los recibos de cuantía variable, pues muy pocos consumidores saben que tienen un plazo de veinte días para comunicar al banco que no aceptan el cargo que les acabe de pasar. Igualmente, García de Pablos consideró preocupante que los bancos acostumbren a empresas y depositantes a prestar un servicio y luego se lo cobren, como acaba de ocurrir.

En cualquier caso, las cuentas de ingresos de los bancos también han empezado a acusar el cobro de algunas de las comisiones propuestas en la tabla del pasado año.

Todavía no hay datos disponibles de su incidencia para 1981, pero se considera que superará ampliamente los aumentos de años anteriores, reflejados para los siete mayores bancos en el cuadro que se adjunta.

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