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Gente

Antonio Salas,

párroco de la ermita de la Virgen del Rocío, en Almonte (Huelva), y el sacristán del mismo templo sufrieron el pasado fin de semana las consecuencias del despiste de los servicios de seguridad que acompañaban al presidente del Gobierno en su visita al famoso santuario rociero. Mientras la escolta y el restante despliegue policial estaban pendientes, como es lógico, de Leopoldo Calvo Sotelo y su séquito, los ladrones entraron en la sacristía y de las carteras del cura y el sacristán sustrajeron más de setenta mil pesetas, informa José Aguilar.

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