El 'Flyer' puede ganar también la Vuelta al Mundo en tiempo compensado
El barco neozelandés Ceramco llegó en segundo lugar al puerto inglés de Portsmouth; lo hizo ayer, a las dos de la madrugada, diecisiete horas después que el Flyer holandés, gran vencedor en tiempo real, y le superó así en el compensado de la última etapa de la Vuelta al Mundo. Sin embargo, el máximo interés se sigue centrando en la clasificación absoluta, pues el viento contrario del noreste dificulta la progresión del barco francés Charles Heidsieck III, que tal vez no pueda arribar antes de las primeras horas de mañana. En este caso, dejaría todos los triunfos al impresionante Flyer.
El anticiclón centrado el pasado fin de semana al noroeste de Finisterre se encontraba ayer al suroeste de Irlanda, con lo que la falta de viento encontrada en las últimas millas por el Flyer a lo largo del Canal de la Mancha no parecía que iba a ser obstáculo para sus perseguidores. Sin embargo, el viento del noreste empezó ya a perjudicar la progresión del Ceramco neozelandés, segundo velero más rápido de la Vuelta al Mundo, como había confirmado ya en las dos etapas anteriores. Unicamente una rotura del palo a pocas millas de la llegada a Ciudad del Cabo, en la primera etapa, le hizo perder las esperanzas de una buena clasificación en el total de la prueba.El Ceramco sumó más de 132 días en dar la vuelta al mundo, por los 120 del Flyer, pero volvió a tener el premio de superarle en el tiempo compensado de la etapa, gracias a su mejor rating o handicap, pues arribó a las dos de la madrugada, hora local, dos horas y media antes del margen que le permitían sus 2,36 metros de eslora (20,80 contra 23,16).
La lucha por el triunfo absoluto en tiempo compensado, que el lunes parecía decantada a favor del Charles Heidsieck III con la aparición del viento, dio ayer un cambio brusco por la lenta progresión del barco galo, al tener que realizar continuos bordos, en zigzag, sin avanzar lo previsto por el fuerte viento de cara. Según la última posición conocida, a las seis de la tarde del lunes, se encontraba a 45º de latitud norte y 15º 12 minutos de latitud oeste, es decir, más o menos a la altura de Burdeos y a una distancia ortodrómica (la más corta, pero que se aumentará al menos en doscientas por su navegación) de seiscientas millas, es decir, alrededor de mil kilómetros de Portsmouth.
El 'Charles' se retrasa
El Charles Heidsieck, con mínimas condiciones favorables de viento, navega 280 millas por día, con lo que prácticamente podría haber terminado la prueba en la mañana de hoy, pero si no cambian las condiciones climatológicas, difícilmente acabará antes de las 4.42 de la madrugada del jueves -hora límite para imponerse al Flyer-, 92 horas después de su llegada el lunes. El barco francés es también de reciente construcción, como casi todos los participantes en la actual Vuelta al Mundo. Se trata de un sloop (con aparejo de un solo palo y dos velas, la mayor y el foque), como el 95% de los barcos; tiene 65 pies de eslora (20,30 metros) y es de aluminio.
El patrón del Charles Heidsieck III es Alain Gabbay, conocido por su voluntad de hierro, y porque estuvo en la pasada edición al timón del 33 export, ganador en tiempo compensado de la segunda etapa, Ciudad del Cabo-Auckland, fatídica para este barco en las otras dos ediciones. En la actual tuvo que retirarse al no querer la compañía aseguradora pagar los gastos de la rotura del mástil, hecho que ocurrió cerca de las islas Kerguelen, en pleno oceano Indico. En la primera, a finales de 1973, una ola tiró al mar a su patrón, Dominique Guillet, que se convirtió así en uno de los tres participantes trágicamente desaparecidos en la regata.
En la presente edición hubo abundantes roturas de palos, la avería más grave, como le ocurrió por dos veces al español Licor 43; el último caso es el del barco más grande de la prueba, el First Cooperative, a 200 millas al noroeste de las Azores. El mayor peligro de la Vuelta al Mundo lo corrió el tripulante italiano del Rolly Go, Paolo Martinoni. Doce días después de la salida de Auckland, en la tercera etapa, cayó al agua de noche, con cinco grados de temperatura y olas de seis a ocho metros. Milagrosamente, con el motor de emergencia del barco en marcha, algo sólamente permitido en situaciones límite, pudo ser recogido a punto de desaparecer.
El Licor 43 español, según la última comunicación obligatoria con la organización -es necesario comunicar dos veces por semana-, estaba el jueves pasado a 22º 55' norte y 37º 45' oeste, a la altura del cabo portugués de San Vicente, aproximadamente en decimocuarto lugar, más o menos hacia la mitad de la clasificación de los barcos que tomaron la salida en Mar del Plata. Su llegada se retrasará, por lo menos, una semana más, si no vuelve a tener algún contratiempo grave.
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