Anthony Quinn inicia hoy en Fuencarral el rodaje de 'Crónica del Alba', la novela de Ramón J. Sender
El actor Anthony Quinn inicia hoy, en una de las calles del madrileño pueblo de Fuencarral, el rodaje de Crónica del alba, una película financiada por Televisión Española y Ofelia Films sobre la novela del mismo título del escritor aragonés Ramón J. Sender, fallecido en San Diego) (California) el pasado 16 de enero. Anthony Quinn, hijo de irlandeses, nacido en México, norteamericano de nacionalidad y residente desde hace veinte años en Italia, es la primera vez que trabaja en una producción española, que en este caso tendrá una versión para las salas comerciales y otra ampliada para emitir por televisión. El presupuesto de la película asciende a 120 millones de pesetas, sin contar con los gastos de incorporación del veterano actor, que ayer, en una rueda- de prensa, dijo, medio en broma, medio en serlo, cobrar tres millones de dólares -que más tarde rebajó a dos y después a un "no tiene importancia el dinero cuando se trabaja a gusto"- por un breve papel de sacerdote. El rodaje, a las órdenes de Antonio Betancort, lo realizará durante dos semanas en Madrid y en la sierra de Teruel, a partir del lunes en Albarracín y en otras poblaciones del Aragón que vió nacer a Sender.
Vitalista, rigurosamente amable y paternal, orgulloso de tener el 90% de la personalidad de Zorba el griego "y un poquito más de dinero que él", Anthony Quinn abrió la rueda de preguntas con una referencia a Federico Fellini -iba a hacer varias- sobre el comportamiento que, según el director italiano, había que tener ante los periodistas. "Nos decía que nunca se debe decir la verdad, sino las mentiras, que gustan más". Pero se comprometió a ser sincero, contento porque no iba a tener que "recordar las mentiras que he dicho porque la verdad es siempre la misma".Este comienzo introducía al personaje en eI papel bonachón y sereno que quiere otorgarse a sí mismo este actor polifacético que piensa retirarse poco a poco del cine para escribir libros, "tres ya contratados", y preparar tres exposiciones que: también tiene apalabradas. Exposiciones de escultura, por supuesto, un "regreso al primer amor" que tuvo por este arte. Su afición literaria, además, la refleja en el epitafio que quizás quisiera sobre su tumba, aunque el escogerlo lo deja a la voluntad de sus ocho hijos. Una frase de Oscar Wilde: "El que ha vivido más de una vida ha de tener que morir más de una vez". "Quizás yo tambien", dijo.
Reiterativo con su edad, que le impide, como a sus contemporáneos Lee Marvin, Gregory Peck, Kird Douglas, Burt Lancaster o Marlon Brando, encajar en muchos papeles -"¿cómo vamos a hacer a nuestra edad escenas de amor con una chamaca?, sería ridículo"-, Anthony Quinn piensa que el nombre no vende en taquillas sino el tema. Y todavía sueña con un buen guión sobre el Quijote, -las cinco versiones que conoce le parecen deficientes-, sobre Tolstoi o sobre Picasso, tres personajes que le fascinan.
Dice que odia las conferencias de prensa no tanto por los periodistas, -"no, eso no"- sino por el tiempo que pierde porque lo que le gustaría, "para un hombre de mi edad el tiempo vale mucho" volvió a decir, es que un helicóptero le trasladase del trabajo a su apartamento sin tener que conversar con nadie, sólo con su familia. Esa obsesión del tiempo perdido le apartó, según piensa ahora, de su carrera de director de cine porque una película exige, si se es director "dos o más años de trabajo, mientras que como actor en un año se hacen varias" ya se cobra más por ellas. Y lamentó haber perdido doce meses en el rodaje de El león del desierto, aún estando muy satisfecho con su interpretación, porque, todavía piensa cuántos libros o cuántas esculturas habría realizado en ese tiempo.
Preguntado por los curas, a propósito del Mosén Joaquín que va a interpretar en Crónica del alba, Anthony Quinn dijo estar familiarizado con ese papel porque él mismo estudió para sacerdote - "y gracias a Dios que no lo fuí, porque no podría haber tenido tantos hijos como tengo", dijo sonriendo- y ya hizo de Papa en Las sandalias del pescador. "Hablar de religión en España es difícil porque yo viajo mucho y en cada país es muy distinto la religión. Tengo mucho respeto por la fe de la gente, más que por la religión". Sin ser creyente, explicó que visitaba con frecuencia las iglesias "cuando están vacias" y que "en España no se ven iglesias, no tantas como en Estados Unidos o en Italia". "Cuando la Iglesia se convierte en un poder político a mi ya no me interesa", diría declinando cualquier otro comentario.
Caza de brujas en Hollywood
De igual prudencia haría gala al opinar sobre la caza de brujas que dicen practica en Hollywood su amigo Charlton Heston, al que dirigió en una película y que le parece un "señor muy amable y de gran valía". "Pero quiero decirle como amigo", añadió, "que se está equivocando, aunque esto se lo diría personalmente y no aquí".Heston y los Oscar conquistados, al igual que el resto de sus compañeros veteranos de la Meca del Cine le traen buen recuerdo a Anthony Quinn. Sin embargo, asegura no dar el tipo americano y, por tanto, no tener demasiadas oportunidades en el cine de aquel país. Claro que le ha sido compensada la marginación con "la suerte de haber trabajado con los mejores directores", Fellini el primero.
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