Prehistoria de un genio
La época inglesa de Alfred Hitchcock comenzó en 1925, con un filme mudo titulado The Pleasure Garden, y acabó en 1939, con Jamaica Inn. Al año siguiente fue enrolado por David O'SeIznick, rodó Rebeca y comenzó la fulgurante carrera norteamericana de este inglés de pura cepa, que jamás dejó de serlo. De ahí el interés que tiene hoy, para los amantes del cine de Hitchcock, descubrir, en los filmes que realizó en su país, las huellas de sus creaciones posteriores. La etapa inglesa de este cineasta es casi desconocida. Y, sin embargo, todo Hitchcock está ya en ella.Un buen ejemplo de que la prehistoria inglesa de este director contiene e incluso se adelanta a su historia norteamericana la tenemos en 39 escalones, filme realizado por Hitchcock en 1935, con Robert Donat y Madeleine Carrol, que también hicieron fortuna en Hollywood años más tarde. Es un filme que prefigura a la perfección lo que hoy imaginamos espontáneamente como cine, cuando sale a colación el nombre de este portentoso fabulador y manipulador de las emociones humanas.
39 escalones se emite el lunes a las 22
05 por la segunda cadena.
39 escalones se emite en una serie de películas sobre "terrores favoritos". Es, sin embargo, una simplificación -tal vez inevitable- hablar de "terror" cuando se habla de Hitchcock. Está más allá de él. Es humor, antes que terror; es juego, antes que conmoción; y, sobre todo, es un apasionante conocimiento de los mecanismos de la emoción.
La genialidad de Hitchcock -y es este uno de los escasos cineastas sobre quienes esta palabra no es una opinión crítica, sino un adjetivo natural- sobrepasa al cine como tal, porque en sus filmes hizo vertiginosas exploraciones en el interior de la geometría del espíritu humano. 39 escalones es, por ello, el capítulo inicial de una de las grandes aventuras metafísicas del siglo.
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